lunes, 19 de julio de 2010



Tango "Villa del Parque".
Letra y música: Isabelino Espinosa
Arreglos: Sergio Baldassini
Voces: Sergio Baldassini - Laura Conde
Guitarra: Sergio Baldassini
Grabado el 09/07/10

jueves, 8 de julio de 2010

Tragedia y Misterio en el Castillo (III)

VICTORIA DE GIORDANO

En esta oportunidad, la historia del Castillo de los Bichos nos lleva por política, fútbol y tango y nos cuenta así la vida de los familiares que vivieron en el edificio más famoso de Villa del Parque

-LA FAMILIA LEMOS - FERNÁNDEZ

Francisco, Gregorio, Maria, Carmen, Elena y Flora, hermanos de Ángel
Ángel Lemos, el hijo mayor del matrimonio integrado por Manuel Lemos y María.

López Fernández, tenía seis hermanos: Gregorio, Carmen, Francisco, Flora, Elena y María. Todos eran menores que él en varios años, y por consiguiente, en ese tiempo estaban cursando sus estudios del ciclo primario, en escuelas del barrio de Montserrat, integrante del Buenos Aires de antaño donde sus habitantes eran en ese año (1909) 1.025.000, y la población total del país 5.900.000.

Política, Fútbol y Tango

Tres temas excluyentes de los pobladores de aquella pretérita época; Política, fútbol y tango. En el primero de ellos las opiniones eran varias en cuanto a las adhesiones que en su momento tuvieron los nombres de los Presidentes Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta. Luego si debió seguir en su cargo el ministro del Interior Joaquín V. González, no ingresando como senador. Que el Dr. Montes de Oca fue un exitoso ministro de Relaciones Exteriores. Que el Dr. Cevallos luego no lo fue menos, etc. etc. Como siempre, la manera de pensar de cada ciudadano será distinta, personal, única. Si bien se discutía con fervor, era costumbre hacerlo respetuosamente.

Algo parecido sucedía con el fútbol que se practicaba en la gran ciudad. Desde el primer torneo que con los auspicios de la "Argentine Association League" se disputó en 1891, cada equipo tenía su legión de simpatizantes. En 1909 se inscribieron diez clubes para el campeonato local. Alumni finalmente se consagró campeón con una gran cantidad de seguidores que dieron su constante aliento en todas sus presentaciones. Era realmente la entidad de mayor convocatoria.

En esos años el tango despaciosamente hacía abandono de las letras procaces y atrevidas de sus primeras épocas. Nuevos versos adornaron su melodía, pero evidentemente, aún no había aparecido el intérprete genial. Con el correr del tiempo sería Carlos Gardel, pero todavía este famoso cantor cultivaba el repertorio campero: valses criollos, estilos, y alguna milonga orillera. Su voz comenzaba a imponerse como la mejor. Con su arte incomparable recorría los viejos barrios de Buenos Aires: El Socorro, Monserrat, Concepción, San Nicolás, Balvanera, causando gran admiración.

Aún el tango solo era danza, y los "milongueros" se floreaban con sus cortes y quebradas, mientras sus arabescos sobre el piso eran complementados hábilmente por expertas "minas" en el difícil arte de bailar con gracia y elegancia el "gotán canyengue".

-Lucia y Ángel una Envidiable y Feliz Pareja

Lucía y Ángel formaban la pareja ideal. Quienes los conocieron dejaron constancias afirmando que ellos coincidían en innumerables facetas del carácter, del modo de ser. Poseían gustos refinados de espiritualidad y armonía. En la relación cotidiana demostraban amor y auténticos sentimientos de ternura y bondad. Educados bajo el régimen de la religión cristiana, se los veía juntos en los oficios religiosos de las iglesias parroquiales Santo Domingo, Monserrat, San Francisco y San Juan, donde también concurrían los padres de ambos.

En cuanto a la actividad social, eran asiduos participantes del"Círculo Italiano", "Club de Residentes Extranjeros" y el "Lawn Tennis Club". Ángel no ocultó su afición por el fútbol al estar presente en los días que jugaban aquellos primitivos futbolistas que defendían con real entusiasmo los colores de Alumni, Belgrano, Reformer, Lomas, San Isidro entre otros.

Lucía por su parte, de espíritu altruista y generoso, contribuía silenciosamente con instituciones de bien público que atendían las necesidades de quienes menos tenían y esperaban la ayuda solidaria del prójimo. Ángel apoyaba incondicionalmente la acción de su prometida, y colaboraba.

Los padres de estos muchachos impulsaban esa línea de conducta, recta siempre, justiciera, ecuánime, y se enorgullecían ante cada gesto bondadoso y positivo de sus hijos.

La pareja de novios admiraba la literatura criolla en especial, y por lo tanto consumían libros de grandes autores: José Hernández, Domingo Faustino Sarmiento, Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte), Esteban Echeverría, aunque sentían predilección por los poetas: Ruben Darío, Amado Nervo, Victor Hugo, originarios de otros países de América Latina.

Por su paso por el conservatorio, Lucía y Ángel dominaban la música clásica de los famosos compositores internacionales: Beethoven, Mozart, Chopin, Schubert, Schumann y disfrutaban de esas inmortales melodías, aunque tambiénno disimulaban su emoción ante los compases de un tango porteño.

Mientras tanto, en total armonía y comprensión, elaboraban proyectos en relación a su próxima boda, y al futuro hogar que formalizarían en corto tiempo.

Sin embargo, tanta felicidad se vio turbada de pronto por una acción inesperada, e insólita de don Rafael Giordano. A Raíz de un desentendido con su esposa que terminó en una seria disputa, y alentado por la intervención de un falso amigo que deseaba la disolución de la dicha que en ese momento reinaba en el hogar de don Rafael, éste puso en venta en ese año 1909 el hermoso edificio de la calle Campana. La providencia puso las cosas en su lugar. No hubo ofertas dignas de tener en cuenta, y todo volvió a la normalidad. El señor Giordano recapacitó sobre su inadecuada decisión anterior, descubrió a quien lo había aconsejado mal con inconfesables intenciones, y le propinó una merecida golpiza que seguramente nunca habrá podido olvidar.