martes, 28 de septiembre de 2010
-VILLA DE PARQUE EN EL RECUERDO – VICENTE DESTÉFANO. DOCENTE Y JUGADOR DE FÚTBOL – (1930-31 y 32)
Antes del comienzo lectivo del colegio SAN JOSÉ de Villa del Parque, su director, el Rvdo. Padre Vicente Rigoni, inició la tarea de completar el plantel de maestros del ciclo primario. Faltaba un solo lugar a cubrir; quién tendría que estar al frente del 4° grado. Fue entonces que alguien acercó un nombre; Vicente Destéfano, docente y jugador de fútbol en el puesto de arquero del Club San Lorenzo de Almagro, titular de la segunda división (hoy reserva). En aquella época, no eran muchos los que ignoraban que la institución azulgrana estaba en las preferencias del nombrado religioso…
Luego de comprobarse sus buenas aptitudes para ocupar el cargo, fue designado como titular, y al frente del alumnado del citado curso, sin abandonar sus actividades futbolísticas en el club del cual también era hincha.
Recto y justo en su accionar, pero amable, cordial, sin afectación, condujo correctamente sus clases con aceptación total de sus discípulos. De esa manera aquellos pibes, rendían al máximo, y sin ninguna dificultad asimilaban los temas que el nombrado maestro daba a conocer en cada hora de trabajo.
Por todo lo expresado, era un auténtico ídolo, agregándose su condición de deportista, logrando la adhesión de todos los alumnos del colegio, que muchas veces concurrían los días sábados por la tarde a distintas canchas de nuestra Capital a presenciar y aplaudir los desempeños exitosos de Vicente Destéfano, custodiando el arco de su querido “Ciclón de Boedo”, del cual hablaba diariamente durante los “recreos”, y cuando éstos no se realizaban por lluvia, continuaba su mención dentro del aula frente a sus discípulas.
Así, de esa forma, consiguió que una importante cantidad de alumnos, cambiara sus afectos hacia otros clubes, por los de San Lorenzo de Almagro…
En los tiempos que el fútbol argentino se hizo profesional en 1931. Destéfano continuaba actuando en los equipos de la entidad de Avenida La Plata. En 1932, el domingo 9 de octubre, en la fecha 29 actuó frente a Quilmes (visitante). Gran cantidad de pibes de nuestro colegio concurrieron a presenciar el partido, aplaudiendo con entusiasmo al verlo aparecer en la cancha junto a sus compañeros. Expectantes seguían con atención todas las intervenciones del maestro, cuando era necesaria su presencia. Tuvo esa tarde un desempeño aceptable, y al final, el encuentro parecía terminar con un empate 2 a 2 . Quilmes convirtió el tercer gol conquistando un inesperado triunfo, a través del delantero Luis Fernández que años más tarde pasó a San Lorenzo.
Al día siguiente, los chicos que habían presenciado ese partido, comentaban bulliciosamente las jugadas más sobresalientes del mismo mientras el maestro, preparaba su próxima clase a la cercana celebración del Día de la Raza, el 12 de octubre, evocando el descubrimiento de América.
Aquellas tardes del Colegio SAN JOSÉ, un momento inolvidable y añorado de nuestra niñez en Villa del Parque, que siempre llevamos en el corazón por haber sido una etapa positiva, feliz, irrepetible…
Esta nota pretende ser, un modesto pero emotivo y sincero homenaje de quien fue uno de su alumnos, y que aún sigue siendo un auténtico sanlorencista, tal cual el maestro Vicente Destéfano lo deseaba, en aquellos tiempos lejanos de la escuela primaria…
Luego de comprobarse sus buenas aptitudes para ocupar el cargo, fue designado como titular, y al frente del alumnado del citado curso, sin abandonar sus actividades futbolísticas en el club del cual también era hincha.
Recto y justo en su accionar, pero amable, cordial, sin afectación, condujo correctamente sus clases con aceptación total de sus discípulos. De esa manera aquellos pibes, rendían al máximo, y sin ninguna dificultad asimilaban los temas que el nombrado maestro daba a conocer en cada hora de trabajo.
Por todo lo expresado, era un auténtico ídolo, agregándose su condición de deportista, logrando la adhesión de todos los alumnos del colegio, que muchas veces concurrían los días sábados por la tarde a distintas canchas de nuestra Capital a presenciar y aplaudir los desempeños exitosos de Vicente Destéfano, custodiando el arco de su querido “Ciclón de Boedo”, del cual hablaba diariamente durante los “recreos”, y cuando éstos no se realizaban por lluvia, continuaba su mención dentro del aula frente a sus discípulas.
Así, de esa forma, consiguió que una importante cantidad de alumnos, cambiara sus afectos hacia otros clubes, por los de San Lorenzo de Almagro…
En los tiempos que el fútbol argentino se hizo profesional en 1931. Destéfano continuaba actuando en los equipos de la entidad de Avenida La Plata. En 1932, el domingo 9 de octubre, en la fecha 29 actuó frente a Quilmes (visitante). Gran cantidad de pibes de nuestro colegio concurrieron a presenciar el partido, aplaudiendo con entusiasmo al verlo aparecer en la cancha junto a sus compañeros. Expectantes seguían con atención todas las intervenciones del maestro, cuando era necesaria su presencia. Tuvo esa tarde un desempeño aceptable, y al final, el encuentro parecía terminar con un empate 2 a 2 . Quilmes convirtió el tercer gol conquistando un inesperado triunfo, a través del delantero Luis Fernández que años más tarde pasó a San Lorenzo.
Al día siguiente, los chicos que habían presenciado ese partido, comentaban bulliciosamente las jugadas más sobresalientes del mismo mientras el maestro, preparaba su próxima clase a la cercana celebración del Día de la Raza, el 12 de octubre, evocando el descubrimiento de América.
Aquellas tardes del Colegio SAN JOSÉ, un momento inolvidable y añorado de nuestra niñez en Villa del Parque, que siempre llevamos en el corazón por haber sido una etapa positiva, feliz, irrepetible…
Esta nota pretende ser, un modesto pero emotivo y sincero homenaje de quien fue uno de su alumnos, y que aún sigue siendo un auténtico sanlorencista, tal cual el maestro Vicente Destéfano lo deseaba, en aquellos tiempos lejanos de la escuela primaria…
viernes, 24 de septiembre de 2010
- PERSONAJES DESTACADOS DE VILLA SANTA RITA - CUANDO EL AUTOMOVILISMO ES PASIÓN…
Cuando el automovilismo es pasión, quien la posee, se alejará en cierto modo, de otros deportes tradicionales como el fútbol, básquet, tenis, rugby, etc. Y aunque sean practicado con frecuencia, el fervor y el entusiasmo por las carreras de autos, y además poder ser partícipes de las mismas, ocupará un lugar preponderante en sus preferencias deportivas. Tal el caso de Joaquín Ignacio Menéndez. Es un “tuerca” de raza, pues quizás haya nacido ostentando esa condición tan particular. Desde la infancia sus familiares advirtieron su admiración por el deporte de los “fierros”. Todos los dibujos suyos eran imágenes de automóviles, que integraban también el plantel de sus juguetes preferidos, porque, sin duda alguna, consistían su mayor atractivo.
Lo entrevistamos recientemente en su domicilio de la calle Concordia en el barrio de Santa Rita. Lo encontramos rodeado de su familia; su madre Celina, su padre Jorge, su hermana María Agustina, y también los amigos María de los Ángeles Lima Barreto y Ezequiel Díaz.
Joaquín Ignacio, nuestro entrevistado, comenzó por expresar su simpatía por los autos Renault, de cuya marca adquirió un coche, al cual le dedica muchas horas de su tiempo, porque con él practica una actividad que lo apasiona: las “picadas”, que realiza con varios de sus amigos en lugares adecuados, como fue en su momento el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y luego un “Picódromo” en la localidad de Esteban Echeverría. Allí, él y sus ocasionales adversarios, pueden demostrar sus auténticas condiciones y habilidades de conductor de autos a velocidades importantes y arriesgadas, donde la serenidad es uno de los factores a tener en cuenta, más alla de la calidad manejo indispensable en esta disciplina que tiene en la actualidad innumerables aficionados en nuestro país.
Al despedirnos, le deseamos a Joaquín Ignacio Menéndez, que sus apetencias por el riesgo y la velocidad, obtengan a corto plazo, el premio a sus anhelos, concretando logros importantes dignos de mención, y el más emotivo aplauso de quienes son sus adeptos e incondicionales admiradores.
Lo entrevistamos recientemente en su domicilio de la calle Concordia en el barrio de Santa Rita. Lo encontramos rodeado de su familia; su madre Celina, su padre Jorge, su hermana María Agustina, y también los amigos María de los Ángeles Lima Barreto y Ezequiel Díaz.
Joaquín Ignacio, nuestro entrevistado, comenzó por expresar su simpatía por los autos Renault, de cuya marca adquirió un coche, al cual le dedica muchas horas de su tiempo, porque con él practica una actividad que lo apasiona: las “picadas”, que realiza con varios de sus amigos en lugares adecuados, como fue en su momento el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y luego un “Picódromo” en la localidad de Esteban Echeverría. Allí, él y sus ocasionales adversarios, pueden demostrar sus auténticas condiciones y habilidades de conductor de autos a velocidades importantes y arriesgadas, donde la serenidad es uno de los factores a tener en cuenta, más alla de la calidad manejo indispensable en esta disciplina que tiene en la actualidad innumerables aficionados en nuestro país.
Al despedirnos, le deseamos a Joaquín Ignacio Menéndez, que sus apetencias por el riesgo y la velocidad, obtengan a corto plazo, el premio a sus anhelos, concretando logros importantes dignos de mención, y el más emotivo aplauso de quienes son sus adeptos e incondicionales admiradores.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo IV
Jorge Newbery, símbolo de la Buenos Aires de principios de siglo XX
Don Rafael Giordano y su esposa Vittoria D'Olivi adoraban a su única hija Lucía. No escatimaban esfuerzos para brindarle además de un intenso
cariño, los elementos necesarios para que fuera feliz, para que pudiera concretar sus sueños de juventud, todos los anhelos que seguramente guardaría en su alma y en su corazón.
Lucía, como toda chica de su edad deseaba vestir elegantemente y de acuerdo a los designios de la última moda. Esta indicaba para las damas: vestidos con adornos y encajes, sacos de pieles, faldas amplias y largas, sombreros adornados con plumas y flores, peinados altos, también con bucles, y a veces para concluir el peinado moños de terciopelo. Como complemento del vestir elegante femenino, guantes largos por encima del codo, y finalmente el calzado de tacos altos, y de variados colores de acuerdo al tono de la ropa que se esté usando. Ninguna mujer contrariaba estas disposiciones. Como era costumbre de aquellos tiempos, la muchacha concurría a realizar sus compras en compañía de sus progenitores, aceptando algunas sugerencias de ellos en relación a los artículos que intentaba adquirir. Antiguas normas que con el correr de los años cayeron en desuso, pues se las consideró ridículas e inaceptables.
Buenos Aires Durante la Primera Década del Siglo XX
Los ahorristas de tan lejana época en nuestra ciudad Capital, podían efectuar sus depósitos en infinidad de bancos habilitados para el caso: "Banco de Italia y Río de la Plata" (Bartolomé Mitre 448), "Banco de la Provincia de Buenos Aires" (San Martín 137 y Bartolomé Mitre 455), "Banco de Londres y Río de la Plata" (Bartolomé Mitre 399 y Montes de Oca 707), y muchos otros, que cubrían amplias zonas urbanas.
Gran cantidad de tiendas se instalaron en las calles porteñas: Gath & Chaves (Florida 107-27 y Bartolomé Mitre 569). "Al Palacio de Cristal" (Artes 130-40), "La Mondiale" (Av. de Mayo 801). "Tienda San Juan"(Alsina y Piedras). "M. Zabala" (Bartolomé Mitre 799), y muchas más, todas muy conocidas y de gran renombre.
Los fumadores tenían variadas marcas de cigarrillos para elegir: "Centenario", "París", "Siglo XX", "Vuelta Abajo", "43", "Turistas", "Monterrey", entre las más conocidas.
Una costumbre del ciudadano de la Capital se hacía realidad cada noche; concurrir con su familia a espectáculos teatrales, para lo cual contaban con adecuadas salas que ocupaban la zona céntrica: "Teatro Colón" (Libertad 601), "De la Comedia" (Carlos Pellegrini 248), "Marconi" (Rivadavia 2328), "Politeama" (Corrientes 1470). "San Martín" (Esmeralda 257), "Odeón" (Esmeralda 367), "Del Coliseo" (Charcas 1119), "Del Casino" (Maipú 336). Los barrios suburbanos carecían de ese privilegio, sólo modestos cines , y no en todas las zonas…
Las confiterías y los cafés de entonces también eran lugares donde se reunían la gente para conversar y distraerse. Entre otros podemos citar: "Confitería del Molino" (Rivadavia y Callao), "Confitería París" (Libertad y Charcas), "Confitería del Gas" (Rivadavia y Esmeralda), "Café Tortoni" (Av. de Mayo 829), "Café La Helvética" (San Martín y Corrientes), "Café de la Amistad" (Rivadavia y Buen Orden-hoy Bdo. De Irigoyen).
En cuanto a los deportes que practicaba la población, el fútbol, ese juego de los "ingleses locos", traído al país por Mr. Watson Hutton, llevó la preferencia de la mayoría, y fundándose luego entidades de orígen nacional, que años más tarde causaron la admiración de los creadores británicos. Los alumnos superaban a los profesores. En aquellos años, también la aeronáutica tuvo sus adherentes, aunque no era una disciplina del ciudadano común. Su precursor fue Jorge Newbery nacido en Buenos Aires el 27 de mayo de 1875, fundador del Aero Club Argentino en enero de 1908. El 17 de octubre del citado año el Dr. Eduardo Newbery, uno de los doce hermanos de Jorge, en compañía del sargento Eduardo Romero y con diez palomas mensajeras a su bordo, inicia un viaje en globo con un recorrido previsto de antemano. Nunca se supo el destino final de la aeronave y sus valerosos tripulantes, solo regresó una sola paloma pero sin traer ningún mensaje. El globo "Pampero" había entrado en la historia con su luctuosa y triste desaparición.
La "High life" argentina de la época concurría para hacer deportes, a entidades donde sus asociados casi en su totalidad eran ingleses o descendientes de ellos, se inscribían en torneos de cricket, remo, yachting, polo, rugby, atletismo, tenis, golf, etc. Una de ellas: YMCA (Young Men's Christian Association) fundada en mayo de 1902. También eran inglesas las líneas ferroviarias que cruzaban nuestra Capital. Según la historia el ingeniero Emilio Mitre había sido el autor de la llamada "Ley Mitre" que concedía a los británicos desde el 30 de septiembre de 1907, franquicias aduaneras durante 40 años. Las empresas beneficiadas: "Ferro Carril Central de Buenos Aires", "Ferro Carril Central Argentino", "Ferro Carril Oeste", "Ferro Carril Buenos Aires al Pacífico", "Ferro Carril Sud" y otras que circulaban por distintas partes del interior del país. Un colosal negocio para los empresarios extranjeros.
En aquellos años, otro medio de transporte recorría las calles porteñas; el tranvía, que ya no era tirado por caballos. Tres grandes empresas ofrecían el servicio: "Anglo Argentina". "Compañía Eléctricos de Buenos Aires" y "Federico Lacroze". También en cierto momento estuvieron otras compañías: "La Capital", "Ciudad de Buenos Aires", "Metropolitanos", "La Gran Nacional", "Buenos Aires y Palermo" y "La Nueva"
Corrían los tiempos de las arterias céntricas empedradas y con múltiples locales de negocio, y las oscuras y mugrientas zonas del arrabal, fuente de inspiración de los talentosos poetas de nuestro tango.
Don Rafael Giordano y su esposa Vittoria D'Olivi adoraban a su única hija Lucía. No escatimaban esfuerzos para brindarle además de un intenso
cariño, los elementos necesarios para que fuera feliz, para que pudiera concretar sus sueños de juventud, todos los anhelos que seguramente guardaría en su alma y en su corazón.
Lucía, como toda chica de su edad deseaba vestir elegantemente y de acuerdo a los designios de la última moda. Esta indicaba para las damas: vestidos con adornos y encajes, sacos de pieles, faldas amplias y largas, sombreros adornados con plumas y flores, peinados altos, también con bucles, y a veces para concluir el peinado moños de terciopelo. Como complemento del vestir elegante femenino, guantes largos por encima del codo, y finalmente el calzado de tacos altos, y de variados colores de acuerdo al tono de la ropa que se esté usando. Ninguna mujer contrariaba estas disposiciones. Como era costumbre de aquellos tiempos, la muchacha concurría a realizar sus compras en compañía de sus progenitores, aceptando algunas sugerencias de ellos en relación a los artículos que intentaba adquirir. Antiguas normas que con el correr de los años cayeron en desuso, pues se las consideró ridículas e inaceptables.
Buenos Aires Durante la Primera Década del Siglo XX
Los ahorristas de tan lejana época en nuestra ciudad Capital, podían efectuar sus depósitos en infinidad de bancos habilitados para el caso: "Banco de Italia y Río de la Plata" (Bartolomé Mitre 448), "Banco de la Provincia de Buenos Aires" (San Martín 137 y Bartolomé Mitre 455), "Banco de Londres y Río de la Plata" (Bartolomé Mitre 399 y Montes de Oca 707), y muchos otros, que cubrían amplias zonas urbanas.
Gran cantidad de tiendas se instalaron en las calles porteñas: Gath & Chaves (Florida 107-27 y Bartolomé Mitre 569). "Al Palacio de Cristal" (Artes 130-40), "La Mondiale" (Av. de Mayo 801). "Tienda San Juan"(Alsina y Piedras). "M. Zabala" (Bartolomé Mitre 799), y muchas más, todas muy conocidas y de gran renombre.
Los fumadores tenían variadas marcas de cigarrillos para elegir: "Centenario", "París", "Siglo XX", "Vuelta Abajo", "43", "Turistas", "Monterrey", entre las más conocidas.
Una costumbre del ciudadano de la Capital se hacía realidad cada noche; concurrir con su familia a espectáculos teatrales, para lo cual contaban con adecuadas salas que ocupaban la zona céntrica: "Teatro Colón" (Libertad 601), "De la Comedia" (Carlos Pellegrini 248), "Marconi" (Rivadavia 2328), "Politeama" (Corrientes 1470). "San Martín" (Esmeralda 257), "Odeón" (Esmeralda 367), "Del Coliseo" (Charcas 1119), "Del Casino" (Maipú 336). Los barrios suburbanos carecían de ese privilegio, sólo modestos cines , y no en todas las zonas…
Las confiterías y los cafés de entonces también eran lugares donde se reunían la gente para conversar y distraerse. Entre otros podemos citar: "Confitería del Molino" (Rivadavia y Callao), "Confitería París" (Libertad y Charcas), "Confitería del Gas" (Rivadavia y Esmeralda), "Café Tortoni" (Av. de Mayo 829), "Café La Helvética" (San Martín y Corrientes), "Café de la Amistad" (Rivadavia y Buen Orden-hoy Bdo. De Irigoyen).
En cuanto a los deportes que practicaba la población, el fútbol, ese juego de los "ingleses locos", traído al país por Mr. Watson Hutton, llevó la preferencia de la mayoría, y fundándose luego entidades de orígen nacional, que años más tarde causaron la admiración de los creadores británicos. Los alumnos superaban a los profesores. En aquellos años, también la aeronáutica tuvo sus adherentes, aunque no era una disciplina del ciudadano común. Su precursor fue Jorge Newbery nacido en Buenos Aires el 27 de mayo de 1875, fundador del Aero Club Argentino en enero de 1908. El 17 de octubre del citado año el Dr. Eduardo Newbery, uno de los doce hermanos de Jorge, en compañía del sargento Eduardo Romero y con diez palomas mensajeras a su bordo, inicia un viaje en globo con un recorrido previsto de antemano. Nunca se supo el destino final de la aeronave y sus valerosos tripulantes, solo regresó una sola paloma pero sin traer ningún mensaje. El globo "Pampero" había entrado en la historia con su luctuosa y triste desaparición.
La "High life" argentina de la época concurría para hacer deportes, a entidades donde sus asociados casi en su totalidad eran ingleses o descendientes de ellos, se inscribían en torneos de cricket, remo, yachting, polo, rugby, atletismo, tenis, golf, etc. Una de ellas: YMCA (Young Men's Christian Association) fundada en mayo de 1902. También eran inglesas las líneas ferroviarias que cruzaban nuestra Capital. Según la historia el ingeniero Emilio Mitre había sido el autor de la llamada "Ley Mitre" que concedía a los británicos desde el 30 de septiembre de 1907, franquicias aduaneras durante 40 años. Las empresas beneficiadas: "Ferro Carril Central de Buenos Aires", "Ferro Carril Central Argentino", "Ferro Carril Oeste", "Ferro Carril Buenos Aires al Pacífico", "Ferro Carril Sud" y otras que circulaban por distintas partes del interior del país. Un colosal negocio para los empresarios extranjeros.
En aquellos años, otro medio de transporte recorría las calles porteñas; el tranvía, que ya no era tirado por caballos. Tres grandes empresas ofrecían el servicio: "Anglo Argentina". "Compañía Eléctricos de Buenos Aires" y "Federico Lacroze". También en cierto momento estuvieron otras compañías: "La Capital", "Ciudad de Buenos Aires", "Metropolitanos", "La Gran Nacional", "Buenos Aires y Palermo" y "La Nueva"
Corrían los tiempos de las arterias céntricas empedradas y con múltiples locales de negocio, y las oscuras y mugrientas zonas del arrabal, fuente de inspiración de los talentosos poetas de nuestro tango.
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jueves, 16 de septiembre de 2010
ROXANA
Estas seis letras me impulsan a amarte
estas seis letras me hacen pensar en tí
estas seis letras me dicen que siempre
en tus pensamientos me tienes a mí.
Quizás será un sueño imposible, mi amada
tal vez nunca podamos unir nuestro amor
prejuicios enormes, lo sé, nos separa
son los portadores de pena y dolor.
Con ansias, te juro, espero tus cartas
y al leerlas siento intensa emoción
y si el mundo acusa por nuestro pecado
ignora que es cariño, ignora que es pasión.
Y sigo pensando en las seis letras
las que llevo dentro de mi corazón
cuando las evoco, cuando las pronuncio
la fe y la esperanza brinda mi ilusión.
ISABELINO ESPINOSA
estas seis letras me hacen pensar en tí
estas seis letras me dicen que siempre
en tus pensamientos me tienes a mí.
Quizás será un sueño imposible, mi amada
tal vez nunca podamos unir nuestro amor
prejuicios enormes, lo sé, nos separa
son los portadores de pena y dolor.
Con ansias, te juro, espero tus cartas
y al leerlas siento intensa emoción
y si el mundo acusa por nuestro pecado
ignora que es cariño, ignora que es pasión.
Y sigo pensando en las seis letras
las que llevo dentro de mi corazón
cuando las evoco, cuando las pronuncio
la fe y la esperanza brinda mi ilusión.
ISABELINO ESPINOSA
jueves, 9 de septiembre de 2010
- VILLA DEL PARQUE EN EL RECUERDO -
La presente anécdota corresponde al lejano año 1937. Todos los muchachos de aquel tiempo integrábamos algún equipo de fútbol de los numerosos clubes de la zona parquense. A veces sucedía, que éramos amigos de una misma “barra”, pero jugábamos para distintas entidades de nuestro barrio, y la “Universidad” donde aprendíamos a desempeñarnos con habilidad en ese deporte tan hermoso, era el baldío, el llamado “potrero”, con piso de tierra, desparejo casi siempre y hasta en ocasiones, con basura. Nada nos impedía jugar, practicar “gambetas”, pases, veloces corridas, y los infaltables tiros al arco y los “penales”.
Utilizar correctamente ambas piernas durante los partidos, era la mayor exigencia, y quién no podía hacerlo, no tenía cabida en ningún equipo. Tampoco se toleraba el juego brusco y malintencionado. El que así procediera, la entidad para la cual jugaba, lo excluía definitivamente, y no había excusas que fueran aceptadas…
El domingo 26 de septiembre del mencionado 1937, el equipo de Tercera División de nuestro club GLORIAS DEL PARQUE, jugaba un partido frente a otro similar de la zona de Liniers. Entre los integrantes de ese conjunto de aficionados, estaba presente el delantero de la primera de San Lorenzo de Almagro Ricardo Alarcón, un estupendo jugador profesional, campeón con su equipo en el año anterior (1936). El titular de nuestro plantel que debía “marcarlo”, fingió una lesión inexistente para no actuar frente a tan habilidoso jugador. Los directivos, inmediatamente, citaron al suplente (el que suscribe esta nota), para cubrir el puesto defensivo, sabiendo de antemano que la tarea fracasaría totalmente. La negativa a estar presente tenía sus lógicos y atendibles motivos…
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