jueves, 11 de diciembre de 2014

NATALIO PERINETTI: HINCHA Y JUGADOR DE RACING




En los últimos días, circuló en los medios la supuesta aparición de un “fantasma” en la cancha de Racing en el partido que el local le ganó a River 1 a 0 por el campeonato local, registrado por las cámaras de la transmisión oficial.


Los comentarios en las redes sociales apuntaban a que la aparición no era otro que Natalio Perinetti, jugador de la Academia entre 1917 y 1933 que, según la tribuna, vino a ayudar al club de sus amores a conseguir un nuevo título para su historia.

Cuando nos enteramos de esta historia, le pedimos a don Isabelino Espinosa que nos contara como era el Natalio Perinetti que conoció personalmente y al que dio su amistad, cosa que hizo en la siguiente nota.


Era wing derecho de la “Academia” desde el amateurismo, gambeteador imparable con ambas piernas. Hizo enrojecer de vergüenza a los defensores de equipos europeos que nos visitaron en las primeras décadas del siglo XX. Ni con el juego brusco y malintencionado podían controlarlo, él, conocedor de su habilidad y talento futbolístico, eludía a su antojo a cuanto rival se le acercaba, parando la pelota para darle tiempo a su adversario a volverlo a enfrentar y luego dejarlo sin respuestas.

La actitud, parecía pertenecer a una persona ególatra, soberbia, antipática, pero no era así. Actuaba de ese modo por las críticas y bromas que le hacían esos atletas fuertes y potentes de gran físico, frente a Perinetti, flaco, desgarbado, con sus pantalones descoloridos, incómodos y demasiado largos para la práctica deportiva.

Su accionar era una especia de “venganza” argentina ante la “agresión” foránea.

Pasaron los años y el que firma esta nota, no era ya el pibe que lo vio jugar, y la casualidad quiso que lo conociera personalmente en la “CASA DEL FUTBOLISTA” de Buenos Aires. Nació una sincera amistad entre ambos y muchas veces recordábamos lejanas etapas de nuestro fútbol; él profesional y nosotros amateurs.

En cierta ocasión le ofrecí una hermosa imagen de él, en colores, del año 1934, vistiendo la camiseta de River Plate, que lo tenía incorporado en su plantel cuando Racing le había otorgado el pase en blanco, a pesar de su pedido de finalizar su trayectoria futbolística en esa temporada vistiendo los colores “albicelestes”, los que sentía de verdad y había defendido siempre…

Pidiéndome “mil” disculpas, rechazó amablemente el obsequio, y aunque mis simpatías no están del lado de la “banda roja”, lo perdoné y comprendí su decisión totalmente. Los colores de un club que se ama, no es cambiado por ningún otro, solamente por las causas que obligaron a mi amigo Natalio Perinetti…

ISABELINO ESPINOSA

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