jueves, 31 de mayo de 2012
- LA QUINIELA -
La quiniela, juego de azar netamente criollo, tuvo su expresión más notoria en las primeras décadas del siglo XX. Ligado sus números al premio mayor de la Lotería Nacional, compartía con ella gran cantidad de adeptos.
Ofrecía ganancias en dinero muy importantes por cada acierto. En todos los barrios porteños siempre era posible advertir la presencia de un “promotor”, que invitaba a participar a los vecinos, él no lo hacía de manera gratuita, por cada apostador recibía una suma de dinero pactada de antemano con una persona llamada “el capitalista”, que era el que desembolsaba el valor de las apuestas a los ganadores de cada jugada semanal. El tango “EL QUINIELERO” grabado por Gardel, describe perfectamente la actuación de estos “personajes “ de un juego que era considerado clandestino, y castigado por las leyes vigentes.
Cada número del 01 al 99, tenía una denominación que los identificaba, durante el período final del siglo XIX y os comienzo del siguiente (que son los que daremos a conocer a continuación), con el correr del tiempo, sin conocerse el motivo, fueron sustituidos caprichosamente por otros que nada se parecían a los anteriores y que al decir de muhcos, no reflejaban plenamente la pronunciación de cada número.
-NÓMINA PRIMITIVA DE LOS NÚMEROS-
00: Anteojos – 01: Uñas – 02: Arroz - 03: El inglés – 04: El catre – 05: Pirincho – 06: Celos – 07: La siesta – 08: Bizcocho – 09: La nieve – 10: El Juez – 11: El bronce – 12: Reproche – 13: La yeta – 14: El cantor – 15: La quinta – 16: El almacén – 17: El flete – 18: El morocho – 19: Jueves – 20: El puente – 21: El humo – 22: El doctor – 23: Las trenzas – 24: El cuatrero – 25: El pingo – 26: La tiza – 27: El juguete – 28: Don Pocho – 29: El novio – 30: El tronco – 31: Aceituna – 32: El tren – 33: Los orientales -34: La tranquera -35: El carpincho -36: El rey – 37: El chupete -38: El broche -39: El ternero -40: El cuaderno -41: La fortuna – 42: El cuarteador – 43: El mes – 44: Don Torcuato – 45: Domingo - 46: El pincel – 47: El barrilete – 48: Chorizos – 49: La fiebre – 50: El cuento – 51: Don Bruno – 52: Don Simón – 53: El calabrés – 54: El pato – 55: La cincha – 56: El buey – 57: El juanete – 58: Porotos – 59: El siciliano – 60: Polenta – 61: La cuna – 62: Doña Dora – 63: San Andrés – 64: El novato – 65: El chivo – 66: El aceite – 67: El firulete – 68: El calabozo – 69: El cielo – 70: Tinto – 71: La pluma – 72: La tos – 73: Titiriteros – 74: El centinela – 75: Don Jacinto – 76: La taza – 77: Celeste – 78: El chamuyo – 79: Septiembre -80: El chancho – 81: El chino – 82: Lechuga – 83: El chaqueño – 84: El gaucho – 85: El coche / El chueco – 86: La lancha / El canchero - 87: El chaleco – 88: El churrasco – 89: La chimenea – 90: Noviembre – 91: La nube – 92: El prendedor – 93: El francés – 94: El mercado – 95: El navegante – 96: El novelón – 97: El pesebre – 98: El nono – 99: El nuevo.
ISABELINO ESPINOSA
Ofrecía ganancias en dinero muy importantes por cada acierto. En todos los barrios porteños siempre era posible advertir la presencia de un “promotor”, que invitaba a participar a los vecinos, él no lo hacía de manera gratuita, por cada apostador recibía una suma de dinero pactada de antemano con una persona llamada “el capitalista”, que era el que desembolsaba el valor de las apuestas a los ganadores de cada jugada semanal. El tango “EL QUINIELERO” grabado por Gardel, describe perfectamente la actuación de estos “personajes “ de un juego que era considerado clandestino, y castigado por las leyes vigentes.
Cada número del 01 al 99, tenía una denominación que los identificaba, durante el período final del siglo XIX y os comienzo del siguiente (que son los que daremos a conocer a continuación), con el correr del tiempo, sin conocerse el motivo, fueron sustituidos caprichosamente por otros que nada se parecían a los anteriores y que al decir de muhcos, no reflejaban plenamente la pronunciación de cada número.
-NÓMINA PRIMITIVA DE LOS NÚMEROS-
00: Anteojos – 01: Uñas – 02: Arroz - 03: El inglés – 04: El catre – 05: Pirincho – 06: Celos – 07: La siesta – 08: Bizcocho – 09: La nieve – 10: El Juez – 11: El bronce – 12: Reproche – 13: La yeta – 14: El cantor – 15: La quinta – 16: El almacén – 17: El flete – 18: El morocho – 19: Jueves – 20: El puente – 21: El humo – 22: El doctor – 23: Las trenzas – 24: El cuatrero – 25: El pingo – 26: La tiza – 27: El juguete – 28: Don Pocho – 29: El novio – 30: El tronco – 31: Aceituna – 32: El tren – 33: Los orientales -34: La tranquera -35: El carpincho -36: El rey – 37: El chupete -38: El broche -39: El ternero -40: El cuaderno -41: La fortuna – 42: El cuarteador – 43: El mes – 44: Don Torcuato – 45: Domingo - 46: El pincel – 47: El barrilete – 48: Chorizos – 49: La fiebre – 50: El cuento – 51: Don Bruno – 52: Don Simón – 53: El calabrés – 54: El pato – 55: La cincha – 56: El buey – 57: El juanete – 58: Porotos – 59: El siciliano – 60: Polenta – 61: La cuna – 62: Doña Dora – 63: San Andrés – 64: El novato – 65: El chivo – 66: El aceite – 67: El firulete – 68: El calabozo – 69: El cielo – 70: Tinto – 71: La pluma – 72: La tos – 73: Titiriteros – 74: El centinela – 75: Don Jacinto – 76: La taza – 77: Celeste – 78: El chamuyo – 79: Septiembre -80: El chancho – 81: El chino – 82: Lechuga – 83: El chaqueño – 84: El gaucho – 85: El coche / El chueco – 86: La lancha / El canchero - 87: El chaleco – 88: El churrasco – 89: La chimenea – 90: Noviembre – 91: La nube – 92: El prendedor – 93: El francés – 94: El mercado – 95: El navegante – 96: El novelón – 97: El pesebre – 98: El nono – 99: El nuevo.
ISABELINO ESPINOSA
lunes, 28 de mayo de 2012
TOMASITO (IV)
Pasó el tiempo, y la fama de Tomasito creció inmensurablemente. Numerosos partidos internacionales lo tuvieron como genial protagonista. Luego ingresó al fútbol europeo a través de una costosa transferencia. Defendiendo la casaca de la poderosa institución que lo contrató en determinada oportunidad, desarrollando allí una trayectoria gloriosa. Estuvo varios años ganando mucho dinero y envidiable trascendencia . Su depurada técnica asombraba al público espectador del viejo continente. Convertía llamativos goles que luego se transformaban en comentario y frases elogiosas de los medios de comunicación. Después hubo transferencia otros clubes, y las instituciones que lo tuvieron como jugador conquistaron campeonatos y consagratorios lauros. Tomasito aumentó considerablemente su renombre internacional.
Pasaron varias temporadas donde tuvo lesiones, algún contratiempo y también dificultades Se mezclaron los éxitos y los fracasos.
Un día inesperadamente, se difundió la noticia de su desvinculación contractual de un importante instituto europeo. De común acuerdo rescindió su actuación y regresó a Buenos Aires, y aquí fue nuevamente jugador de aquella querida entidad que lo vio surgir. Lo recibieron con el afecto que él esperaba, tanto por parte de los directivos, como también de la entusiasta hinchada que esperó siempre su retorno. Se produjo su reaparición en un encuentro contra un mediocre equipo ubicado en el último lugar de la tabla de posiciones del torneo local. Su desempeño no conformó, tampoco anduvo bien en otras presentaciones posteriores. Indudablemente, ya no tenía lo reflejos de antaño, los puntos esenciales de su magistral juego de floridas épocas, daba la sensación de haber desaparecido. De ningún modo rendía en la forma esperada; la impaciencia era una amenaza constante que al parecer no tardaría en llegar.
Sin embargo, parte de su público aún lo aplaudía, no quería convencerse de lo que estaba ocurriendo, o bien sentía piedad por ese muchacho que alguna vez, había deslumbrado por su juego sutil, hermoso y positivo Sus detractores lanzaban su críticas como dardos envenenados y pedían su retiro.
Ante tanta frustración y descontento, Tomasito decepcionado, sin fuerza para seguir luchando, abandonó la práctica del fútbol. Frío, imperturbable, el almanaque desgranaba días, meses, años, la figura del ex famoso futbolista empalidecía mientras transcurría el tiempo, hasta llegar a un total olvido de su racha victorioso, de sus momentos de gloria, de su protagonismo, ya no era tapa de revistas, ni existían reportajes y notas especiales; nadie se acordaba de él.
Mientras nos contaba esta verídica historia de su vida, Tomasito observaba a varios purretes de su querido barrio, que en uno de los tantos baldíos existentes corrían detrás de una pelota, con las mismas ansías y con el auténtico entusiasmo que él tuvo alguna vez en ese ayer tan recordado y tan lejano.
Su mirada melancólica parecía querer descubrir la imagen de un nuevo Tomasito, y la emoción llegaba a su espíritu con la evocación de un pasado que estaba allí, como un fiel amigo, junto a él, consolándolo, mientras retornaba a su mente aquel inolvidable partido de su debut en primera...
Pasaron varias temporadas donde tuvo lesiones, algún contratiempo y también dificultades Se mezclaron los éxitos y los fracasos.
Un día inesperadamente, se difundió la noticia de su desvinculación contractual de un importante instituto europeo. De común acuerdo rescindió su actuación y regresó a Buenos Aires, y aquí fue nuevamente jugador de aquella querida entidad que lo vio surgir. Lo recibieron con el afecto que él esperaba, tanto por parte de los directivos, como también de la entusiasta hinchada que esperó siempre su retorno. Se produjo su reaparición en un encuentro contra un mediocre equipo ubicado en el último lugar de la tabla de posiciones del torneo local. Su desempeño no conformó, tampoco anduvo bien en otras presentaciones posteriores. Indudablemente, ya no tenía lo reflejos de antaño, los puntos esenciales de su magistral juego de floridas épocas, daba la sensación de haber desaparecido. De ningún modo rendía en la forma esperada; la impaciencia era una amenaza constante que al parecer no tardaría en llegar.
Sin embargo, parte de su público aún lo aplaudía, no quería convencerse de lo que estaba ocurriendo, o bien sentía piedad por ese muchacho que alguna vez, había deslumbrado por su juego sutil, hermoso y positivo Sus detractores lanzaban su críticas como dardos envenenados y pedían su retiro.
Ante tanta frustración y descontento, Tomasito decepcionado, sin fuerza para seguir luchando, abandonó la práctica del fútbol. Frío, imperturbable, el almanaque desgranaba días, meses, años, la figura del ex famoso futbolista empalidecía mientras transcurría el tiempo, hasta llegar a un total olvido de su racha victorioso, de sus momentos de gloria, de su protagonismo, ya no era tapa de revistas, ni existían reportajes y notas especiales; nadie se acordaba de él.
Mientras nos contaba esta verídica historia de su vida, Tomasito observaba a varios purretes de su querido barrio, que en uno de los tantos baldíos existentes corrían detrás de una pelota, con las mismas ansías y con el auténtico entusiasmo que él tuvo alguna vez en ese ayer tan recordado y tan lejano.
Su mirada melancólica parecía querer descubrir la imagen de un nuevo Tomasito, y la emoción llegaba a su espíritu con la evocación de un pasado que estaba allí, como un fiel amigo, junto a él, consolándolo, mientras retornaba a su mente aquel inolvidable partido de su debut en primera...
lunes, 14 de mayo de 2012
antiguos recuerdos parquenses
Mes de marzo de mil novecientos treinta y tantos... El Club Social y Deportivo “KLOCKNER”, ubicado en Marcos Sastre 3628, había organizado un concurso de belleza con el fin de elegir a la chica más hermosa de VILLA DEL PARQUE. La inscripción duró varios días, anotándose un buen número de jóvenes del barrio. Buena aceptación de un evento muy publicado…
Llegó el día esperado de la consagración de la ganadora del certamen, un sábado 10 de abril. Mucha expectativa y entusiasmo en todo el vecindario, por al causa, gran cantidad de público asistió al acto, aplaudiendo fervorosamente al efectuarse el desfile de las participantes. Difícil tarea para el jurado actuante, porque todas las inscriptas eran muy atractivas, y cualquiera de ellas podía llevarse el galardón del triunfo. Un suspenso ya instalado en la concurrencia.
Empero, todas las miradas apuntaban hacia la que poseía el número 19, la que finalmente fue coronada como “MISS VILLA DEL PARQUE”. Alegría, fotos, autógrafos, la señorita seleccionada disfrutaba de su éxito, merecidamente, y por decisión unánime.
Fueron pasando los días, nosotros, los muchachos de la zona, aumentamos de manera notoria nuestra incondicional admiración por ella, convirtiéndose tal sentimiento en indiscutible idolatría. No podíamos resistir la impactante belleza de esa mujer que recibía constantemente expresiones de cariño a través de galantes palabras, expresivas y apasionadas cartas de amor, también mediante canciones y sentimentales poesías, en espera de la deseada iniciación de un romántico idilio. Todos los intentos fueron en vano. Quizás por nuestra inexperiencia, tardamos en advertir ciertas características negativas de la muchacha. Soberbia, orgullosa, antipática; alejaba de mala manera a sus pretendientes con palabras groseras y ofensivas, frenando cualquier deseo de continuar con la ilusión de alcanzar la invitación de la dama.
Desde aquel lejano año habían transcurrido casi cuatro décadas. Era el año 1977 cuando de manera casual, mientras realizaba un trámite bancario, reconocí la presencia de aquella mujer, que por su escultural belleza enardecía de pasión a gran parte de la muchachada parquense. Aún mantenía algunos rasgos faciales que la identificaban. En la mayoría de los casos, a pesar del paso del tiempo, algo queda del pasado juvenil.
Nos reconocimos, evocamos antiguas etapas de nuestro barrio. Por razones obvias no mencionamos ciertos temas de complicados momentos. No obstante estar lúcida y muy coherente en su conversación, su rostro pálido y su voz muy tenue y poco clara, denunciaba eventuales problemas de salud. La arrogancia y el ímpetu de otras épocas habían desaparecido. Constantemente mencionaba su soledad y el deseo de compartir con alguien ese tramo final de su vida. Un triste epílogo para quién no supo valorar en su juventud un verdadero amor, o una amistad sincera, y sólo se empeñó en mostrar su belleza, de efímera existencia, su malsana vanidad, todo lo cuál quedó destruido por el incontenible tránsito de los años…
Llegó el día esperado de la consagración de la ganadora del certamen, un sábado 10 de abril. Mucha expectativa y entusiasmo en todo el vecindario, por al causa, gran cantidad de público asistió al acto, aplaudiendo fervorosamente al efectuarse el desfile de las participantes. Difícil tarea para el jurado actuante, porque todas las inscriptas eran muy atractivas, y cualquiera de ellas podía llevarse el galardón del triunfo. Un suspenso ya instalado en la concurrencia.
Empero, todas las miradas apuntaban hacia la que poseía el número 19, la que finalmente fue coronada como “MISS VILLA DEL PARQUE”. Alegría, fotos, autógrafos, la señorita seleccionada disfrutaba de su éxito, merecidamente, y por decisión unánime.
Fueron pasando los días, nosotros, los muchachos de la zona, aumentamos de manera notoria nuestra incondicional admiración por ella, convirtiéndose tal sentimiento en indiscutible idolatría. No podíamos resistir la impactante belleza de esa mujer que recibía constantemente expresiones de cariño a través de galantes palabras, expresivas y apasionadas cartas de amor, también mediante canciones y sentimentales poesías, en espera de la deseada iniciación de un romántico idilio. Todos los intentos fueron en vano. Quizás por nuestra inexperiencia, tardamos en advertir ciertas características negativas de la muchacha. Soberbia, orgullosa, antipática; alejaba de mala manera a sus pretendientes con palabras groseras y ofensivas, frenando cualquier deseo de continuar con la ilusión de alcanzar la invitación de la dama.
Desde aquel lejano año habían transcurrido casi cuatro décadas. Era el año 1977 cuando de manera casual, mientras realizaba un trámite bancario, reconocí la presencia de aquella mujer, que por su escultural belleza enardecía de pasión a gran parte de la muchachada parquense. Aún mantenía algunos rasgos faciales que la identificaban. En la mayoría de los casos, a pesar del paso del tiempo, algo queda del pasado juvenil.
Nos reconocimos, evocamos antiguas etapas de nuestro barrio. Por razones obvias no mencionamos ciertos temas de complicados momentos. No obstante estar lúcida y muy coherente en su conversación, su rostro pálido y su voz muy tenue y poco clara, denunciaba eventuales problemas de salud. La arrogancia y el ímpetu de otras épocas habían desaparecido. Constantemente mencionaba su soledad y el deseo de compartir con alguien ese tramo final de su vida. Un triste epílogo para quién no supo valorar en su juventud un verdadero amor, o una amistad sincera, y sólo se empeñó en mostrar su belleza, de efímera existencia, su malsana vanidad, todo lo cuál quedó destruido por el incontenible tránsito de los años…
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