lunes, 28 de mayo de 2012
TOMASITO (IV)
Pasó el tiempo, y la fama de Tomasito creció inmensurablemente. Numerosos partidos internacionales lo tuvieron como genial protagonista. Luego ingresó al fútbol europeo a través de una costosa transferencia. Defendiendo la casaca de la poderosa institución que lo contrató en determinada oportunidad, desarrollando allí una trayectoria gloriosa. Estuvo varios años ganando mucho dinero y envidiable trascendencia . Su depurada técnica asombraba al público espectador del viejo continente. Convertía llamativos goles que luego se transformaban en comentario y frases elogiosas de los medios de comunicación. Después hubo transferencia otros clubes, y las instituciones que lo tuvieron como jugador conquistaron campeonatos y consagratorios lauros. Tomasito aumentó considerablemente su renombre internacional.
Pasaron varias temporadas donde tuvo lesiones, algún contratiempo y también dificultades Se mezclaron los éxitos y los fracasos.
Un día inesperadamente, se difundió la noticia de su desvinculación contractual de un importante instituto europeo. De común acuerdo rescindió su actuación y regresó a Buenos Aires, y aquí fue nuevamente jugador de aquella querida entidad que lo vio surgir. Lo recibieron con el afecto que él esperaba, tanto por parte de los directivos, como también de la entusiasta hinchada que esperó siempre su retorno. Se produjo su reaparición en un encuentro contra un mediocre equipo ubicado en el último lugar de la tabla de posiciones del torneo local. Su desempeño no conformó, tampoco anduvo bien en otras presentaciones posteriores. Indudablemente, ya no tenía lo reflejos de antaño, los puntos esenciales de su magistral juego de floridas épocas, daba la sensación de haber desaparecido. De ningún modo rendía en la forma esperada; la impaciencia era una amenaza constante que al parecer no tardaría en llegar.
Sin embargo, parte de su público aún lo aplaudía, no quería convencerse de lo que estaba ocurriendo, o bien sentía piedad por ese muchacho que alguna vez, había deslumbrado por su juego sutil, hermoso y positivo Sus detractores lanzaban su críticas como dardos envenenados y pedían su retiro.
Ante tanta frustración y descontento, Tomasito decepcionado, sin fuerza para seguir luchando, abandonó la práctica del fútbol. Frío, imperturbable, el almanaque desgranaba días, meses, años, la figura del ex famoso futbolista empalidecía mientras transcurría el tiempo, hasta llegar a un total olvido de su racha victorioso, de sus momentos de gloria, de su protagonismo, ya no era tapa de revistas, ni existían reportajes y notas especiales; nadie se acordaba de él.
Mientras nos contaba esta verídica historia de su vida, Tomasito observaba a varios purretes de su querido barrio, que en uno de los tantos baldíos existentes corrían detrás de una pelota, con las mismas ansías y con el auténtico entusiasmo que él tuvo alguna vez en ese ayer tan recordado y tan lejano.
Su mirada melancólica parecía querer descubrir la imagen de un nuevo Tomasito, y la emoción llegaba a su espíritu con la evocación de un pasado que estaba allí, como un fiel amigo, junto a él, consolándolo, mientras retornaba a su mente aquel inolvidable partido de su debut en primera...
Pasaron varias temporadas donde tuvo lesiones, algún contratiempo y también dificultades Se mezclaron los éxitos y los fracasos.
Un día inesperadamente, se difundió la noticia de su desvinculación contractual de un importante instituto europeo. De común acuerdo rescindió su actuación y regresó a Buenos Aires, y aquí fue nuevamente jugador de aquella querida entidad que lo vio surgir. Lo recibieron con el afecto que él esperaba, tanto por parte de los directivos, como también de la entusiasta hinchada que esperó siempre su retorno. Se produjo su reaparición en un encuentro contra un mediocre equipo ubicado en el último lugar de la tabla de posiciones del torneo local. Su desempeño no conformó, tampoco anduvo bien en otras presentaciones posteriores. Indudablemente, ya no tenía lo reflejos de antaño, los puntos esenciales de su magistral juego de floridas épocas, daba la sensación de haber desaparecido. De ningún modo rendía en la forma esperada; la impaciencia era una amenaza constante que al parecer no tardaría en llegar.
Sin embargo, parte de su público aún lo aplaudía, no quería convencerse de lo que estaba ocurriendo, o bien sentía piedad por ese muchacho que alguna vez, había deslumbrado por su juego sutil, hermoso y positivo Sus detractores lanzaban su críticas como dardos envenenados y pedían su retiro.
Ante tanta frustración y descontento, Tomasito decepcionado, sin fuerza para seguir luchando, abandonó la práctica del fútbol. Frío, imperturbable, el almanaque desgranaba días, meses, años, la figura del ex famoso futbolista empalidecía mientras transcurría el tiempo, hasta llegar a un total olvido de su racha victorioso, de sus momentos de gloria, de su protagonismo, ya no era tapa de revistas, ni existían reportajes y notas especiales; nadie se acordaba de él.
Mientras nos contaba esta verídica historia de su vida, Tomasito observaba a varios purretes de su querido barrio, que en uno de los tantos baldíos existentes corrían detrás de una pelota, con las mismas ansías y con el auténtico entusiasmo que él tuvo alguna vez en ese ayer tan recordado y tan lejano.
Su mirada melancólica parecía querer descubrir la imagen de un nuevo Tomasito, y la emoción llegaba a su espíritu con la evocación de un pasado que estaba allí, como un fiel amigo, junto a él, consolándolo, mientras retornaba a su mente aquel inolvidable partido de su debut en primera...
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