martes, 17 de mayo de 2011
Tragedia y Misterio en el Castillo (XVI)
Algunas amistades del señor Giordano
Para agregar a la apasionante historia del castillo que atañe a uno de sus principales protagonistas, relataremos ciertos hechos confirmados por quienes tuvieron oportunidad de frecuentar su amistad durante varios años, conociendo su modo de actuar, sus características principales, sus virtudes y defectos y el círculo de amistades que lo rodeaba formando un particular entorno.
A través del tiempo, quienes conocieron a don Rafael Giordano supieron de su natural e innegable nobleza y bondad. Poseedor de un espíritu amplio, sensible y fraternalmente humano. El altruismo, la cooperación, el progreso, traducían su modo de ser. Si bien es cierto que cuando debía enfrentarse a una situación límite, desagradable y conflictiva, se convertía en una especie de volcán en erupción quizás por su carácter impulsivo y desconfiado, que ensombrecía de alguna manera sus demás elogiables hábitos, Sin embargo, por su natural carisma siempre creaba nuevas amistades.
Nunca discriminaba a nadie, pues tuvo grandes amigos entre la gente de condición modesta que lo admiraba incondicionalmente y al mismo tiempo cultivaba el aprecio de personas incluidas en las más altas capas sociales, donde era posible verificar la presencia de artistas, destacadas personalidades en la política, la banca, el periodismo y el deporte.
La innumerable lista podría comenzar con el famosísimo tenor Don Enrico Caruso y el gran director de orquesta Arturo Toscanini, ambos actuaron en nuestro Teatro Colón. Alfredo Lázzari celebrado pintor con quién evocaba frecuentemente la vida de su antepasado Lucas Giordano (1632-1705), Césare Lombroso creador de la criminología. Pero no solo eran sus amigos personajes italianos. El Dr. Alfredo Palacios diputado por el Partido Socialista, Samuel Alberú, director del diario "El Nacional", José Luis Murature periodista y abogado. Isabelino Díaz y Domingo Torterolo jockeys de nuestros hipódromos. Enrique García Velloso, Vicente Martínez Cuitiño y Roberto Cayol, de la Sociedad Argentina de Autores. Futbolistas del plantel del club "Alumni", banqueros, financistas, industriales, entre otros.
Como se puede apreciar leyendo la nómina antedicha, don Rafael fue en su tiempo un hombre adinerado, pero además, muy vinculado a gente importante, muchos de los cuales dueños de cuantiosas fortunas, y algunos de gran nombradía dentro de sus respectivas actividades. Era frecuente verlo junto a sus amistades en reuniones de negocios amables tertulias placenteras en instituciones sociales, congresos de comunidades, espectáculos deportivos, etc. Indudablemente, su personalidad inquieta y vehemente lo impulsaba a estar constantemente en acción. No soportaba el sosiego absoluto, por lo tanto siempre estaba presente en lugares donde podría, si lo deseara, derivar en terceros determinada actividad. Hasta aquí una breve semblanza de don Rafael Giordano.
La señora Vittoria, su hija Lucia y Ángel Lemos
La señora Vittoria D' Olivi fue una mujer muy generosa, altruista, afectuosa y fiel. Con esas características fue siempre la animosa y leal compañera que tuvo a su lado don Rafael Giordano. Supo sobrellevar la más ardua lucha acompañando a su esposo en sus múltiples actividades. Si bien no toleró nunca las humillaciones, minimizó muchas veces las actitudes casi insostenibles de su marido. Consideró siempre que su matrimonio había sido feliz a pesar de algunos inconvenientes sin real importancia. Por eso lo siguió hasta el fin.
Lucia Giordano
Quiénes conocieron a Lucía Giordano coincidieron en afirmar que fue una chica sensacional, de modales encantadores que vivía con plena felicidad y en total armonía con su entorno. En determinado momento entabló una relación dichosa, agradable, casi perfecta con su novio Ángel Lemos. Su existencia se deslizaba con el candor infantil del que marcha ciegamente ante los valores espirituales de su ser amado, y no pensó nunca en los posibles estragos emocionales que le pudo ocasionar. Heredó de sus padres la abnegación y la sincera preocupación por el bien de los demás. Colaboró siempre con entidades de bien público y lo hizo sin ostentación evitando todo tipo de alabanzas. Desafortunadamente, sus sueños no lograron concretarse, la fatalidad truncó todos los deseos de formar un matrimonio bien consolidado, felíz y duradero.
Ángel Lemos
Su carácter se acoplaba magníficamente a los de su novia Lucía. Armonioso, sensible y refinado. Amante de la música y la pintura, pero además, le agradó la ciencia y por ese motivo en cierta oportunidad se inscribió en la facultad de Medicina de nuestra Capital para obtener finalmente el título de farmacéutico. Al mismo tiempo sus estudios de violín le proporcionaron un brillante diploma de fin de curso. También le encantaba la práctica de varios deportes el fútbol en primer lugar que practicaba como aficionado en diversos baldíos de la ciudad. El tenis lo disputaba en el "Buenos Aires Lawn Tennis Club" y en el remo pertenecía a la tripulación del "Buenos Aires Rowing Club". Por algunos años fue asociado del "Touring Club Argentino".
Igual que su novia tenía auspiciosos proyectos para concretar luego de realizado el casamiento. Acudiría a sus ahorros y a la prometida ayuda de sus familiares más cercanos para efectuar un emprendimiento provechoso para sus finanzas. Todo estaba planeado debidamente sin ningún margen de error. Por lo que él cría en el éxito de su idea sin pensar ni remotamente en el fracaso. El destino echó por tierra la totalidad de sus anhelos, de sus esperanzas, de sus ambiciones.
Para agregar a la apasionante historia del castillo que atañe a uno de sus principales protagonistas, relataremos ciertos hechos confirmados por quienes tuvieron oportunidad de frecuentar su amistad durante varios años, conociendo su modo de actuar, sus características principales, sus virtudes y defectos y el círculo de amistades que lo rodeaba formando un particular entorno.
A través del tiempo, quienes conocieron a don Rafael Giordano supieron de su natural e innegable nobleza y bondad. Poseedor de un espíritu amplio, sensible y fraternalmente humano. El altruismo, la cooperación, el progreso, traducían su modo de ser. Si bien es cierto que cuando debía enfrentarse a una situación límite, desagradable y conflictiva, se convertía en una especie de volcán en erupción quizás por su carácter impulsivo y desconfiado, que ensombrecía de alguna manera sus demás elogiables hábitos, Sin embargo, por su natural carisma siempre creaba nuevas amistades.
Nunca discriminaba a nadie, pues tuvo grandes amigos entre la gente de condición modesta que lo admiraba incondicionalmente y al mismo tiempo cultivaba el aprecio de personas incluidas en las más altas capas sociales, donde era posible verificar la presencia de artistas, destacadas personalidades en la política, la banca, el periodismo y el deporte.
La innumerable lista podría comenzar con el famosísimo tenor Don Enrico Caruso y el gran director de orquesta Arturo Toscanini, ambos actuaron en nuestro Teatro Colón. Alfredo Lázzari celebrado pintor con quién evocaba frecuentemente la vida de su antepasado Lucas Giordano (1632-1705), Césare Lombroso creador de la criminología. Pero no solo eran sus amigos personajes italianos. El Dr. Alfredo Palacios diputado por el Partido Socialista, Samuel Alberú, director del diario "El Nacional", José Luis Murature periodista y abogado. Isabelino Díaz y Domingo Torterolo jockeys de nuestros hipódromos. Enrique García Velloso, Vicente Martínez Cuitiño y Roberto Cayol, de la Sociedad Argentina de Autores. Futbolistas del plantel del club "Alumni", banqueros, financistas, industriales, entre otros.
Como se puede apreciar leyendo la nómina antedicha, don Rafael fue en su tiempo un hombre adinerado, pero además, muy vinculado a gente importante, muchos de los cuales dueños de cuantiosas fortunas, y algunos de gran nombradía dentro de sus respectivas actividades. Era frecuente verlo junto a sus amistades en reuniones de negocios amables tertulias placenteras en instituciones sociales, congresos de comunidades, espectáculos deportivos, etc. Indudablemente, su personalidad inquieta y vehemente lo impulsaba a estar constantemente en acción. No soportaba el sosiego absoluto, por lo tanto siempre estaba presente en lugares donde podría, si lo deseara, derivar en terceros determinada actividad. Hasta aquí una breve semblanza de don Rafael Giordano.
La señora Vittoria, su hija Lucia y Ángel Lemos
La señora Vittoria D' Olivi fue una mujer muy generosa, altruista, afectuosa y fiel. Con esas características fue siempre la animosa y leal compañera que tuvo a su lado don Rafael Giordano. Supo sobrellevar la más ardua lucha acompañando a su esposo en sus múltiples actividades. Si bien no toleró nunca las humillaciones, minimizó muchas veces las actitudes casi insostenibles de su marido. Consideró siempre que su matrimonio había sido feliz a pesar de algunos inconvenientes sin real importancia. Por eso lo siguió hasta el fin.
Lucia Giordano
Quiénes conocieron a Lucía Giordano coincidieron en afirmar que fue una chica sensacional, de modales encantadores que vivía con plena felicidad y en total armonía con su entorno. En determinado momento entabló una relación dichosa, agradable, casi perfecta con su novio Ángel Lemos. Su existencia se deslizaba con el candor infantil del que marcha ciegamente ante los valores espirituales de su ser amado, y no pensó nunca en los posibles estragos emocionales que le pudo ocasionar. Heredó de sus padres la abnegación y la sincera preocupación por el bien de los demás. Colaboró siempre con entidades de bien público y lo hizo sin ostentación evitando todo tipo de alabanzas. Desafortunadamente, sus sueños no lograron concretarse, la fatalidad truncó todos los deseos de formar un matrimonio bien consolidado, felíz y duradero.
Ángel Lemos
Su carácter se acoplaba magníficamente a los de su novia Lucía. Armonioso, sensible y refinado. Amante de la música y la pintura, pero además, le agradó la ciencia y por ese motivo en cierta oportunidad se inscribió en la facultad de Medicina de nuestra Capital para obtener finalmente el título de farmacéutico. Al mismo tiempo sus estudios de violín le proporcionaron un brillante diploma de fin de curso. También le encantaba la práctica de varios deportes el fútbol en primer lugar que practicaba como aficionado en diversos baldíos de la ciudad. El tenis lo disputaba en el "Buenos Aires Lawn Tennis Club" y en el remo pertenecía a la tripulación del "Buenos Aires Rowing Club". Por algunos años fue asociado del "Touring Club Argentino".
Igual que su novia tenía auspiciosos proyectos para concretar luego de realizado el casamiento. Acudiría a sus ahorros y a la prometida ayuda de sus familiares más cercanos para efectuar un emprendimiento provechoso para sus finanzas. Todo estaba planeado debidamente sin ningún margen de error. Por lo que él cría en el éxito de su idea sin pensar ni remotamente en el fracaso. El destino echó por tierra la totalidad de sus anhelos, de sus esperanzas, de sus ambiciones.
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