domingo, 12 de diciembre de 2010

Tragedia y Misterio en el Castillo (IX)

LOS DATOS QUE AÚN EXISTEN Y LOS QUE HAN DESAPARECIDO

En la antigua crónica de la historia del legendario castillo, existen "baches" informáticos insalvables. Con el transcurso de los años desaparecieron datos importantes de real valor que nunca pudieron ser rescatados. Se sumó a este inconveniente la desafortunada aparición posterior de informes equivocados, muchos de ellos emitidos de buena fe por quienes creyeron estar bien documentados, pero no era así.

Según relatos que consideramos creíbles, daremos la nómina por supuesto incompleta, de algunos de los invitados que estuvieron presentes en la ampulosa fiesta de bodas.

Habían asistido a la misma, directivos y deportistas de conocidas instituciones: Tiro Federal Argentino, Buenos Aires Rowing Club, Alumni F.C. Belgrano F.C. Yacht Club Argentino y del Círculo Italiano, entre otros. Acudieron también personajes de la política nacional, cuyos nombres no transcendieron, y del ámbito católico.

En cuanto al lugar donde se celebró la ceremonia religiosa, existen evidentes dudas. Quienes afirmaron que se efectuó en la Parroquia de San Antonio del barrio de Villa Devoto, no estuvieron en lo cierto. Su piedra fundamental había sido colocada en el año 1884, y la construcción comenzó a realizarla la familia Anchorena, pero fue abandonada por mucho tiempo. Lugo continuó con las obras el conde Antonio Devoto en 1915, por consiguiente no estaba habilitada en 1911. Más aceptable es la versión que indica que se realizó en la iglesia parroquial de San José de Flores ubicada en Rivadavia y Pedernera de nuestra Capital. No extrañó que el casamiento por civil se concretaría en las oficinas de esa zona: Fray Cayetano 65.

La leyenda también inscribió en sus páginas, algunas facetas desconocidas relacionadas con los jóvenes recién casados: algunos de los regalos recibidos en ocasión de su boda. Todos eran elementos valiosos de marcas prestigiosas de aquellos tiempos.

Un automóvil "Sampson", un piano importado y un violín del mismo orígen, un reloj de bolsillo, de oro 18 kilates (para hombre), una motocicleta inglesa "Bradbury", un grafófono "Columbia" con diez discos grabados por famosos intérpretes, una máquina de escribir "Royal Typerwiter Company", un medallón de oro con la imágen de Santa Lucía, (para dama), varias estufas para los distintos ambientes del edificio, juegos para te y café, juegos para mesa de porcelana inglesa, una variedad de copas de cristal, conjunto para lavatorio de porcelana importada, veladores eléctricos (a pila), una cigarrera de plata y caja de auténticos habanos, varios aparatos y útiles para la fotografía, un gran cuadro con la imágen de "La Gioconda", reproducción hecha por un artista amigo de la pareja, un variado surtido de baúles y valijas, productos de "Perfumerie La Couronne", Paris et London, y "Parfum Enigma" Lubin, París.

Quizás la recopilación de los obsequios no sea completa, pero quienes asumieron esa tarea dejaron para la posteridad un invalorable y emotivo testimonio.

Los novios se despiden y se retiran del Castillo

Transcurrían las primeras horas de la madrugada del día domingo 2 de abril de 1911, y el clima jovial de los festejos no decaía en ningún momento, todo era felicidad y alegría. El castillo totalmente iluminado daba una visión muy particular a esa zona del incipiente barrio. Desde lejos aparecía como una fulgurante figura, bella e impactante en medio de la noche. Era un espectáculo imponente, descripto luego con gran emoción por todo el vecindario de la zona parquense.

Pasaron las horas y en medio del bullicio de los presentes, llegó el momento de la despedida de la feliz pareja. Comenzarían a transitar por la dichosa senda de un verdadero amor, unidos en un matrimonio que solo Dios o el destino podrían separar.
Todos los participantes de la fiesta trataban de acercarse a los contrayentes, para desearles buenaventuranza y fortuna, comprensión y fidelidad constante.

Salieron del edificio, y según informes de testigos, el automóvil que los trasladaría no estaba en la puerta del mismo, y nadie supo explicar el motivo de tal ausencia. Alguien informó enseguida que estaba ubicado en otro lugar. Como es de imaginar, hubo comentarios adversos para quienes tomaron tal decisión. Sin ninguna duda, el coche nupcial debía haber estado en las puestas del edificio. Ese error, como se verá luego, fue factor preponderante en la desgraciada aparición del aciago hecho trágico de horror e infortunio.

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