jueves, 30 de diciembre de 2010
HISTORIA DEL DIRIGIBLE “GRAF ZEPPELIN”
- SU VISITA A BUENOS AIRES -
El primer dirigible alemán LUFFTSCHIFF ZEPPELIN – LZ1 llevó el nombre de su creador, el conde Ferdinando von Zeppelín (1838 – 1917). Había realizado su vuelo inaugural, llevando sólo cinco tripulantes a bordo. Fue el 2 de julio de 1900, sobre el lago Constanza, cerca de la ciudad de FRIEDRICHHAFEN, al sur de Alemania.
Fue una aeronave de excepcionales dimensiones, en un tiempo en que los aviones eran solamente proyectos e ilusiones bien encaminados, pero difíciles de concretar.
La estructura del fuselaje del dirigible la efectuaron con fuertes vigas de aleación de aluminio y cinc: medía 128 metros de longitud y casi 12 metros de diámetro, con 17 compartimientos llenos de hidrógeno, el gas sustentador, con un total de 113.000 metros cúbicos. Luego tenía dos motores de combustión interna “Daimler” de 4 cilindros y 14 HP. Cada motor accionaba dos hélices de cuatro palas de 1,20 de diámetro, colocadas en los costados del fuselaje.
Cubría la colosal aeronave, una envoltura de tela de lino, impermeabilizada con pintura nitrocelulósica. A ese prototipo de 1900, le sucedieron otros. En 1909 fue el LZ7 DEUTSCHLAND, con 19.0000 metros cúbicos y una longitud de 148 metros, 3 motores de 125 Hp. Posteriormente, se fundó una empresa para el transporte de pasajeros en Alemania, llamada “DELAG” que fabricó los siguientes dirigibles: LZ10 SCHWABEN, LZ13 HANSA, LZ11 Victoria Luisa y LZ17 SACHSEN, los que completaron cerca de 1.500 vuelos. Durante la Primera Guerra Mundial de 1914, Alemania construyó 87 dirigibles, los que fueron destrozados el 23 de junio de 1919, para no ser entregadas al enemigo como botín de guerra. Habían actuado en esta contienda bélica bombardeando en inesperadas incursiones nocturnas, distintas zonas de la ciudad de Londres, pero eso no alcanzó. Alemania había sido derrotada….
- CREACIÓN DEL “GRAF ZEPPELIN” -
En un hangar de FRIEDRICHSHAFEN, se concretó el aramdo del dirigible “GRAF ZEPPELIN” LZ127 de 236 metros de longitud, 30 metros de diámetro. Transcurría el año 1928, y el 8 de julio, fecha en que el conde Ferdinando von Zeppelín cumpliría 90 años, su hija, la condesa von Brandstein Zeppelín, fue madrina de sa gran aeronave, que cumplió su vuelo d epreubal el 18 d eese ñao.
Después dio comienzo una extensa serie de viajes nacionales e interancionales con 7 cruces del Atlántico norte, 137 del Atlántico sur y 1 del Pacífico, totalizando 17.178 horas de vuelo, sin accidentes. Entre el 8 de agosto y el 1° de septiembre de 1929, efectuó el siguiente itinerario: Nueva York, Friedrichshafen, Leningrado, Tokio, Los Angeles, Lakehurst, y llegada a Alemania. Un recorrido de 34.022 Km. en sólo 21 días, utilizando 7 horas y 34 minutos, con 21 pasajeros y 40 tripulantes, a las órdenes de su capitán Dr. Hugo ECKENER.
- EL “GRAF ZEPPELIN” LLEGA A BUENOS AIRES –
Transcurría el sábado 30 de junio de 1934, un día muy especial en la ciudad de Buenos Aires. Se anunciaba el arribo del dirigible alemán “GRAF ZEPPELIN”; hubo asueto para la administración pública, también para los alumnos de escuelas primarias y secundarias. Escasa actividad comercial, muchos comerciantes resolvieron bajar las persianas de sus locales de negocios.
Esa mañana era bastante fría, con una temperatura inicial de 3° de mínima que luego se elevó a los 13° de máxima.
Desde muy temprano, loas radios capitalinas informaban a la población que el famoso dirigible estaba volando sobre el DELTA desde las tres de la madrugada. A medida que fue aclarando el día, y que el vuelo se extendió hacia varios sectores de nuestra Capital, el entusiasmo popular creció enormemente. Gran cantidad de porteños resolvieron dirigirse a CAMPO DE MAYO, lugar previsto para el aterrizaje, que finalmente se logró a las 8.55. Hubo medidas de seguridad. Se prohibía fumar en toda la zona, por un eventual peligro de explosión. La aeronave había partido de Alemania, continuando su recorrido por territorios franceses y españoles; islas Canarias, islas de Cabo Verde, luego Río de Janeiro, Montevideo, hasta su descenso en Buenos Aires.
2.5000 “BOYS SCOUTS” pertenecientes a la colectividad alemana, estuvieron presentes en la recepción, que presidía el Ministro de guerra general Rodríguez; el director de Aeronáutica Coronel Zuloaga; el senador Sánchez Sorondo; el presidente de la Cámara de diputados Manuel Fresco, y el embajador alemán barón von Thermannn. El dirigible traía en este viaje, voluminosa correspondencia, y llevó hacia Europa casi 139 kg. de cartas y unos 12 kg. de impresos, también cargó en su viaje de retorno a 18 pasajeros.
- EL REGRESO -
El “GRAF ZEPPELIN” con sus 80 mil kilos de peso, estuvo escaso tiempo en suelo argentino. A las 9.47 de aquel recordado 30 de junio de 1934, inició la vuelta al viejo continente. Conscriptos del ejército desataron las amarras, y comenzaron su partida. Su fuselaje plateado con el reflejo del sol, presentaba una hermosa tonalidad rojiza. Con su andar silencios y aparentemente lento, ponía proa para dirigirse finalmente a la zona de la Casa de Gobierno. Pasó minutos más tarde por los barrios de Villa Devoto y Villa del Parque. Curiosamente desde su barquilla, unas pequeñas hojas con la publicidad impresa de la pizzería “LAS CUARTETAS” de Buenos Aires, eran arrojadas durante el trayecto. Los pibes de aquel tiempo, las juntaban con rapidez y entusiasmo en ese sábado tan particular, como un acontecimiento histórico jamás repetido en nuestro país…
Al día siguiente, domingo 1° de julio, las canchas del fútbol porteño, repletas de público parar presenciar los partidos que brindaba el deporte más hermoso. En esa fecha, la 14, un clásico sobresalía sobre el resto: San Lorenzo en Boedo, vencía a River Plate por 2 a 0…
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lunes, 27 de diciembre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (X)
UN INCREIBLE Y FATAL ACCIDENTE
En esa madruga de otoño en los alrededores del majestuoso castillo la oscuridad era total, y algo lúgubre. En aquellos lejanos tiempos las calles del barrio eran con piso de tierra. Solo algunas de las arterias principales tenían adoquinado y además no poseían iluminación propia. Solamente se advertía cada noche la presencia de algún modesto farol alimentado a querosén, disperso y solitario en diversos lugares de la desolada zona brindando su luz tenue, parpadeante e imperfecta, pero a la vez, romántica, bella y encantadora.
Los primitivos y siempre recordados vecinos parquenses de esa irrepetible época, disfrutaban por las noches de cierta visibilidad durante la plenitud de la luna llena, situación aprovechada por algunos para realizar tareas menores. Pasado ese corto ciclo, transitar por esos sitios en horas nocturnas significaba literalmente hacerlo "con los ojos vendados". En el tiempo de la fiesta de la boda comentada, el satélite de la Tierra iniciaba su cuarto creciente, y por lo tanto, una total oscuridad rodeaba el notable edificio de la familia Giordano.
Transcurrían las primeras horas de la madrugada del día 2 de abril de 1911 cuando la pareja de novios dejó el castillo. Gran cantidad de vecinos ocupaban la calle Campana y sus respectivas veredas, quienes les brindaban expresiones de simpatía y augurios de felicidad y fortuna. En esos momentos se pudo comprobar la ausencia del vehículo que debía trasladar a los recién casados, informándose que los aguardaba del otro lado, muy cerca de lo que hoy es la calle Ricardo Gutiérrez. Curiosamente una actitud llamativa e incomprensible¸ ignorándose quién había ordenado tal cambio (y si alguien lo hizo quizás tendría sus razones). ¿Habrá sido por el agua y el barro acumulados en esa calle a raiz de recientes lluvias?
Lo cierto fue que la pareja se dirigió hacia el sitio previsto, cruzando sobre los rieles del ferrocarril en medio de la oscuridad. Desde las puertas del Castillo se pudo observar a los jóvenes que a pie realizaban el trayecto. Varias veces saludaron con los brazos en alto a quienes los despedían. Esa fue la última imagen que la gente tuvo de Lucía y Ángel, porque segundos después ocurriría lo inimaginable y terrorífico. En esos momentos un tren rápido se desplazaba hacia la estación terminal de Retiro, por una de las vías de aquel solitario y oscuro sendero.
Los novios no advirtieron la imprevista aparición de la locomotora que arrastraba la formación de vagones a tanta velocidad. La luz delantera de las máquinas de esa época era insuficiente; muy débil y pequeña. No se identificaba a cierta distancia, pero el trepidar de esa mole de hierro tampoco fue escuchado por ambos, y entonces el terrible accidente se produjo; fueron embestidos violentamente perdiendo la vida en el acto. Se buscó en aquel entonces una explicación lógica a las posibles causas que originaron la tragedia. Quizás hubo una momentánea distracción de las víctimas debida al cansancio y sueño, después de la agotadora jornada vivida. También pudo ser producto de un fugaz y comprensible fervor amoroso, que por un instante desvió la atención de los dos en ese lugar peligroso y sin una iluminación adecuada.
Años más tarde apareció otra versión distinta con relación a este luctuoso episodio. En ella se decía que Lucía y Ángel partieron desde el castillo en un coche tirado por caballos, dirigiéndose en dirección a las vías férreas. Antiguos vecinos de la zona de ese tiempo, aseguraron que no había allí paso a nivel, y además los rieles ferroviarios estaban en un nivel bastante elevado con relación al de la calle Campana. Si así realmente era la situación. ¿por qué el carruaje ante ese inconveniente cruzó por ese lugar? ¿No hubiese sido más lógico y seguro haberlo hecho por la calle Tinogasta para llegar luego a la calle Cuenca? Por otra parte el cochero que conducía el vehículo ¿tampoco advirtió la presencia del tren?, sabiendo que él debía estar atento a todo lo que sucedía alrededor de su carruaje, más aún en ese sitio oscuro y riesgoso donde también corría peligro su propia vida. Situación confusa y poco clara que siempre fue materia de discusión.
Otro dato para la polémica afirmó en su momento que testigos presenciales del desastre, relataron con total convencimiento, que el transporte que utilizarían los recién casados después de la boda, y al cual nunca llegaron, no era un coche arrastrado por equinos, sino un coqueto automóvil muy bien acondicionado a cargo de un chofer elegantemente uniformado, que los esperaba del otro lado de las vías de a cuerdo a las instrucciones recibidas de los familiares de los contrayentes.
En esa madruga de otoño en los alrededores del majestuoso castillo la oscuridad era total, y algo lúgubre. En aquellos lejanos tiempos las calles del barrio eran con piso de tierra. Solo algunas de las arterias principales tenían adoquinado y además no poseían iluminación propia. Solamente se advertía cada noche la presencia de algún modesto farol alimentado a querosén, disperso y solitario en diversos lugares de la desolada zona brindando su luz tenue, parpadeante e imperfecta, pero a la vez, romántica, bella y encantadora.
Los primitivos y siempre recordados vecinos parquenses de esa irrepetible época, disfrutaban por las noches de cierta visibilidad durante la plenitud de la luna llena, situación aprovechada por algunos para realizar tareas menores. Pasado ese corto ciclo, transitar por esos sitios en horas nocturnas significaba literalmente hacerlo "con los ojos vendados". En el tiempo de la fiesta de la boda comentada, el satélite de la Tierra iniciaba su cuarto creciente, y por lo tanto, una total oscuridad rodeaba el notable edificio de la familia Giordano.
Transcurrían las primeras horas de la madrugada del día 2 de abril de 1911 cuando la pareja de novios dejó el castillo. Gran cantidad de vecinos ocupaban la calle Campana y sus respectivas veredas, quienes les brindaban expresiones de simpatía y augurios de felicidad y fortuna. En esos momentos se pudo comprobar la ausencia del vehículo que debía trasladar a los recién casados, informándose que los aguardaba del otro lado, muy cerca de lo que hoy es la calle Ricardo Gutiérrez. Curiosamente una actitud llamativa e incomprensible¸ ignorándose quién había ordenado tal cambio (y si alguien lo hizo quizás tendría sus razones). ¿Habrá sido por el agua y el barro acumulados en esa calle a raiz de recientes lluvias?
Lo cierto fue que la pareja se dirigió hacia el sitio previsto, cruzando sobre los rieles del ferrocarril en medio de la oscuridad. Desde las puertas del Castillo se pudo observar a los jóvenes que a pie realizaban el trayecto. Varias veces saludaron con los brazos en alto a quienes los despedían. Esa fue la última imagen que la gente tuvo de Lucía y Ángel, porque segundos después ocurriría lo inimaginable y terrorífico. En esos momentos un tren rápido se desplazaba hacia la estación terminal de Retiro, por una de las vías de aquel solitario y oscuro sendero.
Los novios no advirtieron la imprevista aparición de la locomotora que arrastraba la formación de vagones a tanta velocidad. La luz delantera de las máquinas de esa época era insuficiente; muy débil y pequeña. No se identificaba a cierta distancia, pero el trepidar de esa mole de hierro tampoco fue escuchado por ambos, y entonces el terrible accidente se produjo; fueron embestidos violentamente perdiendo la vida en el acto. Se buscó en aquel entonces una explicación lógica a las posibles causas que originaron la tragedia. Quizás hubo una momentánea distracción de las víctimas debida al cansancio y sueño, después de la agotadora jornada vivida. También pudo ser producto de un fugaz y comprensible fervor amoroso, que por un instante desvió la atención de los dos en ese lugar peligroso y sin una iluminación adecuada.
Años más tarde apareció otra versión distinta con relación a este luctuoso episodio. En ella se decía que Lucía y Ángel partieron desde el castillo en un coche tirado por caballos, dirigiéndose en dirección a las vías férreas. Antiguos vecinos de la zona de ese tiempo, aseguraron que no había allí paso a nivel, y además los rieles ferroviarios estaban en un nivel bastante elevado con relación al de la calle Campana. Si así realmente era la situación. ¿por qué el carruaje ante ese inconveniente cruzó por ese lugar? ¿No hubiese sido más lógico y seguro haberlo hecho por la calle Tinogasta para llegar luego a la calle Cuenca? Por otra parte el cochero que conducía el vehículo ¿tampoco advirtió la presencia del tren?, sabiendo que él debía estar atento a todo lo que sucedía alrededor de su carruaje, más aún en ese sitio oscuro y riesgoso donde también corría peligro su propia vida. Situación confusa y poco clara que siempre fue materia de discusión.
Otro dato para la polémica afirmó en su momento que testigos presenciales del desastre, relataron con total convencimiento, que el transporte que utilizarían los recién casados después de la boda, y al cual nunca llegaron, no era un coche arrastrado por equinos, sino un coqueto automóvil muy bien acondicionado a cargo de un chofer elegantemente uniformado, que los esperaba del otro lado de las vías de a cuerdo a las instrucciones recibidas de los familiares de los contrayentes.
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domingo, 19 de diciembre de 2010
- LA EMOTIVA HISTORIA DEL FÚTBOL EN VILLA DEL PARQUE -
Así como el fútbol argentino tuvo su época gloriosa en la década 1925 – 1935, el que se practicaba en los barrios de Buenos Aires, también era de gran jerarquía.
En Villa del Parque, en esa etapa floreciente del más popular de los deportes, se fundaron muchos clubes “SOCIALES DEPORTIVOS”. No hubo ningún otro barrio porteño que tuviera tal cantidad de instituciones: Juventud Argentina, Primitivo-Juventud, Argentina-Glorias del Parque, Canillitas Parquenses, Luceros Argentinos-Juventud Unida, Defensores del Pacífico, 25 de Mayo, Defensores de Esperanza, Villa Sahores, Unión y Libertad, Ciclón de Melincué, Juventud Parquense, Panamá, Kimberley, 9 de Julio (luego se llamó Sportivo Rivadavia; fue un club infantil), Armenia. Hoy se recuerdan esos nombres con mucha emoción y cariño. Habían sido creados con el esfuerzo y la colaboración de los vecinos de cada zona.
En aquellos tiempos, tenían sus domicilios en Villa del Parque, auténticos ídolos del fútbol profesional integrando los distintos equipos del barrio. Como era de esperas, dictaban cátedra de buen fútbol, en los inolvidables “potreros”, donde también jugadores aficionados trataban, junto a ellos, demostrar sus habilidades, y al mismo tiempo aprender algo de aquellas estrellas del balompié nacional, que actuaban cada domingo en sus respectivas instituciones: Ramón Mutis (Boca y Argentinos Juniros,), Vicente Pietracupa (Argentinos Juniors y Racing), Carlos Richiardi (Chacarita Juniros), Alterto Chividini, Mario Scavone, Alfredo Montoya, Alberto Cosas, Roberto Orlando, José Ermilio (San Lorenzo), Nicolás Colonna (Huracán), Aníbal Tenorio (Boca Juniors), José Lombardo, Juan “Berreta” Lorenzo (Atlanta), Bibiano Lorenzo (Colegiales y Tigre), Vicente Capadula (Colegiales) y Pedro Azcárate (Talleres de Buenos Aires). Este fue otro de los récords de Villa del Parque.
Siempre se recordaron aquellos estupendos partidos entre equipos de entidades de la zona, integrados cada uno de ellos, por auténticos astros del fútbol rentado de nuestra Capital Federal, junto a noveles jugadores aficionados del barrio, que de esa manera adquirían experiencia, y probaban sus capacidades deportivas ante los buenos elementos, que se desempeñaban exitosamente en formaciones de elencos totalmente profesionales.
Todos esos gloriosos nombres mencionados, engalanaron, sin duda alguna, las modestas canchas de Villa de Parque, y son siempre motivo de una grata evocación, y en las páginas de la historia barrial, estarán siempre presentes, como un emocionado y merecido homenaje.
En Villa del Parque, en esa etapa floreciente del más popular de los deportes, se fundaron muchos clubes “SOCIALES DEPORTIVOS”. No hubo ningún otro barrio porteño que tuviera tal cantidad de instituciones: Juventud Argentina, Primitivo-Juventud, Argentina-Glorias del Parque, Canillitas Parquenses, Luceros Argentinos-Juventud Unida, Defensores del Pacífico, 25 de Mayo, Defensores de Esperanza, Villa Sahores, Unión y Libertad, Ciclón de Melincué, Juventud Parquense, Panamá, Kimberley, 9 de Julio (luego se llamó Sportivo Rivadavia; fue un club infantil), Armenia. Hoy se recuerdan esos nombres con mucha emoción y cariño. Habían sido creados con el esfuerzo y la colaboración de los vecinos de cada zona.
En aquellos tiempos, tenían sus domicilios en Villa del Parque, auténticos ídolos del fútbol profesional integrando los distintos equipos del barrio. Como era de esperas, dictaban cátedra de buen fútbol, en los inolvidables “potreros”, donde también jugadores aficionados trataban, junto a ellos, demostrar sus habilidades, y al mismo tiempo aprender algo de aquellas estrellas del balompié nacional, que actuaban cada domingo en sus respectivas instituciones: Ramón Mutis (Boca y Argentinos Juniros,), Vicente Pietracupa (Argentinos Juniors y Racing), Carlos Richiardi (Chacarita Juniros), Alterto Chividini, Mario Scavone, Alfredo Montoya, Alberto Cosas, Roberto Orlando, José Ermilio (San Lorenzo), Nicolás Colonna (Huracán), Aníbal Tenorio (Boca Juniors), José Lombardo, Juan “Berreta” Lorenzo (Atlanta), Bibiano Lorenzo (Colegiales y Tigre), Vicente Capadula (Colegiales) y Pedro Azcárate (Talleres de Buenos Aires). Este fue otro de los récords de Villa del Parque.
Siempre se recordaron aquellos estupendos partidos entre equipos de entidades de la zona, integrados cada uno de ellos, por auténticos astros del fútbol rentado de nuestra Capital Federal, junto a noveles jugadores aficionados del barrio, que de esa manera adquirían experiencia, y probaban sus capacidades deportivas ante los buenos elementos, que se desempeñaban exitosamente en formaciones de elencos totalmente profesionales.
Todos esos gloriosos nombres mencionados, engalanaron, sin duda alguna, las modestas canchas de Villa de Parque, y son siempre motivo de una grata evocación, y en las páginas de la historia barrial, estarán siempre presentes, como un emocionado y merecido homenaje.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Plaza Aristóbulo del Valle. Campana entre Marcos Sastre y Baigorria. Escalinata. Detrás de los juegos. 08/01/1939.
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domingo, 12 de diciembre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (IX)
LOS DATOS QUE AÚN EXISTEN Y LOS QUE HAN DESAPARECIDO
En la antigua crónica de la historia del legendario castillo, existen "baches" informáticos insalvables. Con el transcurso de los años desaparecieron datos importantes de real valor que nunca pudieron ser rescatados. Se sumó a este inconveniente la desafortunada aparición posterior de informes equivocados, muchos de ellos emitidos de buena fe por quienes creyeron estar bien documentados, pero no era así.
Según relatos que consideramos creíbles, daremos la nómina por supuesto incompleta, de algunos de los invitados que estuvieron presentes en la ampulosa fiesta de bodas.
Habían asistido a la misma, directivos y deportistas de conocidas instituciones: Tiro Federal Argentino, Buenos Aires Rowing Club, Alumni F.C. Belgrano F.C. Yacht Club Argentino y del Círculo Italiano, entre otros. Acudieron también personajes de la política nacional, cuyos nombres no transcendieron, y del ámbito católico.
En cuanto al lugar donde se celebró la ceremonia religiosa, existen evidentes dudas. Quienes afirmaron que se efectuó en la Parroquia de San Antonio del barrio de Villa Devoto, no estuvieron en lo cierto. Su piedra fundamental había sido colocada en el año 1884, y la construcción comenzó a realizarla la familia Anchorena, pero fue abandonada por mucho tiempo. Lugo continuó con las obras el conde Antonio Devoto en 1915, por consiguiente no estaba habilitada en 1911. Más aceptable es la versión que indica que se realizó en la iglesia parroquial de San José de Flores ubicada en Rivadavia y Pedernera de nuestra Capital. No extrañó que el casamiento por civil se concretaría en las oficinas de esa zona: Fray Cayetano 65.
La leyenda también inscribió en sus páginas, algunas facetas desconocidas relacionadas con los jóvenes recién casados: algunos de los regalos recibidos en ocasión de su boda. Todos eran elementos valiosos de marcas prestigiosas de aquellos tiempos.
Un automóvil "Sampson", un piano importado y un violín del mismo orígen, un reloj de bolsillo, de oro 18 kilates (para hombre), una motocicleta inglesa "Bradbury", un grafófono "Columbia" con diez discos grabados por famosos intérpretes, una máquina de escribir "Royal Typerwiter Company", un medallón de oro con la imágen de Santa Lucía, (para dama), varias estufas para los distintos ambientes del edificio, juegos para te y café, juegos para mesa de porcelana inglesa, una variedad de copas de cristal, conjunto para lavatorio de porcelana importada, veladores eléctricos (a pila), una cigarrera de plata y caja de auténticos habanos, varios aparatos y útiles para la fotografía, un gran cuadro con la imágen de "La Gioconda", reproducción hecha por un artista amigo de la pareja, un variado surtido de baúles y valijas, productos de "Perfumerie La Couronne", Paris et London, y "Parfum Enigma" Lubin, París.
Quizás la recopilación de los obsequios no sea completa, pero quienes asumieron esa tarea dejaron para la posteridad un invalorable y emotivo testimonio.
Los novios se despiden y se retiran del Castillo
Transcurrían las primeras horas de la madrugada del día domingo 2 de abril de 1911, y el clima jovial de los festejos no decaía en ningún momento, todo era felicidad y alegría. El castillo totalmente iluminado daba una visión muy particular a esa zona del incipiente barrio. Desde lejos aparecía como una fulgurante figura, bella e impactante en medio de la noche. Era un espectáculo imponente, descripto luego con gran emoción por todo el vecindario de la zona parquense.
Pasaron las horas y en medio del bullicio de los presentes, llegó el momento de la despedida de la feliz pareja. Comenzarían a transitar por la dichosa senda de un verdadero amor, unidos en un matrimonio que solo Dios o el destino podrían separar.
Todos los participantes de la fiesta trataban de acercarse a los contrayentes, para desearles buenaventuranza y fortuna, comprensión y fidelidad constante.
Salieron del edificio, y según informes de testigos, el automóvil que los trasladaría no estaba en la puerta del mismo, y nadie supo explicar el motivo de tal ausencia. Alguien informó enseguida que estaba ubicado en otro lugar. Como es de imaginar, hubo comentarios adversos para quienes tomaron tal decisión. Sin ninguna duda, el coche nupcial debía haber estado en las puestas del edificio. Ese error, como se verá luego, fue factor preponderante en la desgraciada aparición del aciago hecho trágico de horror e infortunio.
En la antigua crónica de la historia del legendario castillo, existen "baches" informáticos insalvables. Con el transcurso de los años desaparecieron datos importantes de real valor que nunca pudieron ser rescatados. Se sumó a este inconveniente la desafortunada aparición posterior de informes equivocados, muchos de ellos emitidos de buena fe por quienes creyeron estar bien documentados, pero no era así.
Según relatos que consideramos creíbles, daremos la nómina por supuesto incompleta, de algunos de los invitados que estuvieron presentes en la ampulosa fiesta de bodas.
Habían asistido a la misma, directivos y deportistas de conocidas instituciones: Tiro Federal Argentino, Buenos Aires Rowing Club, Alumni F.C. Belgrano F.C. Yacht Club Argentino y del Círculo Italiano, entre otros. Acudieron también personajes de la política nacional, cuyos nombres no transcendieron, y del ámbito católico.
En cuanto al lugar donde se celebró la ceremonia religiosa, existen evidentes dudas. Quienes afirmaron que se efectuó en la Parroquia de San Antonio del barrio de Villa Devoto, no estuvieron en lo cierto. Su piedra fundamental había sido colocada en el año 1884, y la construcción comenzó a realizarla la familia Anchorena, pero fue abandonada por mucho tiempo. Lugo continuó con las obras el conde Antonio Devoto en 1915, por consiguiente no estaba habilitada en 1911. Más aceptable es la versión que indica que se realizó en la iglesia parroquial de San José de Flores ubicada en Rivadavia y Pedernera de nuestra Capital. No extrañó que el casamiento por civil se concretaría en las oficinas de esa zona: Fray Cayetano 65.
La leyenda también inscribió en sus páginas, algunas facetas desconocidas relacionadas con los jóvenes recién casados: algunos de los regalos recibidos en ocasión de su boda. Todos eran elementos valiosos de marcas prestigiosas de aquellos tiempos.
Un automóvil "Sampson", un piano importado y un violín del mismo orígen, un reloj de bolsillo, de oro 18 kilates (para hombre), una motocicleta inglesa "Bradbury", un grafófono "Columbia" con diez discos grabados por famosos intérpretes, una máquina de escribir "Royal Typerwiter Company", un medallón de oro con la imágen de Santa Lucía, (para dama), varias estufas para los distintos ambientes del edificio, juegos para te y café, juegos para mesa de porcelana inglesa, una variedad de copas de cristal, conjunto para lavatorio de porcelana importada, veladores eléctricos (a pila), una cigarrera de plata y caja de auténticos habanos, varios aparatos y útiles para la fotografía, un gran cuadro con la imágen de "La Gioconda", reproducción hecha por un artista amigo de la pareja, un variado surtido de baúles y valijas, productos de "Perfumerie La Couronne", Paris et London, y "Parfum Enigma" Lubin, París.
Quizás la recopilación de los obsequios no sea completa, pero quienes asumieron esa tarea dejaron para la posteridad un invalorable y emotivo testimonio.
Los novios se despiden y se retiran del Castillo
Transcurrían las primeras horas de la madrugada del día domingo 2 de abril de 1911, y el clima jovial de los festejos no decaía en ningún momento, todo era felicidad y alegría. El castillo totalmente iluminado daba una visión muy particular a esa zona del incipiente barrio. Desde lejos aparecía como una fulgurante figura, bella e impactante en medio de la noche. Era un espectáculo imponente, descripto luego con gran emoción por todo el vecindario de la zona parquense.
Pasaron las horas y en medio del bullicio de los presentes, llegó el momento de la despedida de la feliz pareja. Comenzarían a transitar por la dichosa senda de un verdadero amor, unidos en un matrimonio que solo Dios o el destino podrían separar.
Todos los participantes de la fiesta trataban de acercarse a los contrayentes, para desearles buenaventuranza y fortuna, comprensión y fidelidad constante.
Salieron del edificio, y según informes de testigos, el automóvil que los trasladaría no estaba en la puerta del mismo, y nadie supo explicar el motivo de tal ausencia. Alguien informó enseguida que estaba ubicado en otro lugar. Como es de imaginar, hubo comentarios adversos para quienes tomaron tal decisión. Sin ninguna duda, el coche nupcial debía haber estado en las puestas del edificio. Ese error, como se verá luego, fue factor preponderante en la desgraciada aparición del aciago hecho trágico de horror e infortunio.
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miércoles, 8 de diciembre de 2010
SERGIO BALDASSINI / LAURA CONDE
-SERGIO BALDASSINI, MAESTRO NACIONAL DE MÚSICA-
Debemos enorgullecernos, de haber incorporado a nuestras preferencias a este artista genial, de auténtica y elogiable tarea, como compositor, cantante, guitarrista o director de orquestas y coros, actividades merecedoras de real fama.
Lo hemos admirado y aplaudido al frente de su confjunto “CORO DE LA INNOVACIÓN” (http://sergiobaldassini.blogspot.com/2007/12/coro-de-la-innovacin-creado-y-dirigido.html), de óptima capacidad interpretativa. Ciertamente, nadie ignora, que no es nada fácil triunfar en ese elevado arte que es el canto, y lo lograron, recibiendo la fervorosa aprobación del público, en todos los lugares donde se requirió su desempeño. Las canciones son de una variedad absoluta. El vecindario parquense, vibró de emoción, en las oportunidades en los cuales se evocó a su lugar de residencia, a través del tango “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”. El coro dirigido por Sergio Baldassini, le otorgó al citado tema musical, la elocuencia viva de un acento netamente porteño. Sus integrantes, demuestran en cada actuación, sus destacadas aptitudes, naturalmente emotivas, y de un singular temperamento interpretativo.
En la actualidad el profesor Baldassini, también dirige a los siguientes grupos de la canción: Coro de Escuela de Comercio 12 D.E. 21 “Juan XXIII”, Coro de Escuela de Comercio 33 D.E. 18 “Maipú”, y además, como Maestro de Educación Musical Titular en la Escuela 17 D.E. 8 “Raúl Bernardellli”, del mismo modo en la Escuela 14 21 D.E. “Ricardo Levene”. Su dedicación merece el mayor de los elogios.
Exitosa trayectoria de Sergio Baldassini, que mediante la excelencia de su enseñanza, consiguió que conjuntos vocales bajo su dirección, y ante exigentes auditorios, demostraran una superlativa e incomparable calidad artística. Vayan hacía él, las más sinceras felicitaciones...
-LAURA CONDE, EXPRESIÓN MÁXIMA DEL TANGO “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”-
Es indudable que el tango es el patrimonio de los argentinos, es la raíz cautivante de nuestro país, y fue, además, el ritmo que nos identificó ante el mundo. Al evocar a la citada canción ciudadana, no podemos dejar de mencionar un hecho actual. La magnífica interpretación del tango “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”, a cargo del celebrado CORO DE LA INNOVACIÓN” (http://sergiobaldassini.blogspot.com/2007/12/coro-de-la-innovacin-creado-y-dirigido.html), dirigido por el profesor Sergio Baldassini, muy aplaudido por el público espectador.
En ese nombrado conjunto vocal se desempeña la soprano Laura Conde, que grabó el tema como solista, y también con el maestro Baldassini y el autor del tango aludido. Al escucharla, es posible trasladarse imaginariamente, a esa gloriosa e inigualable época gardeliana de las recordadas estrellas de nuestra canción popular: Azucena Maizani, Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Tita Merello, entre otras, que se posesionaban totalmente de los versos que cada poeta había escrito.
Laura, a través de una súitl y acaricante voz, se expresa con llamativa fluidez, talento y dulzura. En su estilo personal, se advierte una modalidad interesante, poco común, que le permiten lograr un amplio éxito, y merecer el aplauso unánime de sus incondicionales admiradores, por su atinada labor interpretativa....
La presente nota, es un modesto pero sincero agasajo y reconocimiento, a Laura Conde, por parte del autor del tema, cuyo título encabeza este relato...
ISABELINO ESPINOSA
Debemos enorgullecernos, de haber incorporado a nuestras preferencias a este artista genial, de auténtica y elogiable tarea, como compositor, cantante, guitarrista o director de orquestas y coros, actividades merecedoras de real fama.
Lo hemos admirado y aplaudido al frente de su confjunto “CORO DE LA INNOVACIÓN” (http://sergiobaldassini.blogspot.com/2007/12/coro-de-la-innovacin-creado-y-dirigido.html), de óptima capacidad interpretativa. Ciertamente, nadie ignora, que no es nada fácil triunfar en ese elevado arte que es el canto, y lo lograron, recibiendo la fervorosa aprobación del público, en todos los lugares donde se requirió su desempeño. Las canciones son de una variedad absoluta. El vecindario parquense, vibró de emoción, en las oportunidades en los cuales se evocó a su lugar de residencia, a través del tango “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”. El coro dirigido por Sergio Baldassini, le otorgó al citado tema musical, la elocuencia viva de un acento netamente porteño. Sus integrantes, demuestran en cada actuación, sus destacadas aptitudes, naturalmente emotivas, y de un singular temperamento interpretativo.
En la actualidad el profesor Baldassini, también dirige a los siguientes grupos de la canción: Coro de Escuela de Comercio 12 D.E. 21 “Juan XXIII”, Coro de Escuela de Comercio 33 D.E. 18 “Maipú”, y además, como Maestro de Educación Musical Titular en la Escuela 17 D.E. 8 “Raúl Bernardellli”, del mismo modo en la Escuela 14 21 D.E. “Ricardo Levene”. Su dedicación merece el mayor de los elogios.
Exitosa trayectoria de Sergio Baldassini, que mediante la excelencia de su enseñanza, consiguió que conjuntos vocales bajo su dirección, y ante exigentes auditorios, demostraran una superlativa e incomparable calidad artística. Vayan hacía él, las más sinceras felicitaciones...
-LAURA CONDE, EXPRESIÓN MÁXIMA DEL TANGO “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”-
Es indudable que el tango es el patrimonio de los argentinos, es la raíz cautivante de nuestro país, y fue, además, el ritmo que nos identificó ante el mundo. Al evocar a la citada canción ciudadana, no podemos dejar de mencionar un hecho actual. La magnífica interpretación del tango “VILLA DEL PARQUE MI BARRIO QUERIDO”, a cargo del celebrado CORO DE LA INNOVACIÓN” (http://sergiobaldassini.blogspot.com/2007/12/coro-de-la-innovacin-creado-y-dirigido.html), dirigido por el profesor Sergio Baldassini, muy aplaudido por el público espectador.
En ese nombrado conjunto vocal se desempeña la soprano Laura Conde, que grabó el tema como solista, y también con el maestro Baldassini y el autor del tango aludido. Al escucharla, es posible trasladarse imaginariamente, a esa gloriosa e inigualable época gardeliana de las recordadas estrellas de nuestra canción popular: Azucena Maizani, Libertad Lamarque, Mercedes Simone, Tita Merello, entre otras, que se posesionaban totalmente de los versos que cada poeta había escrito.
Laura, a través de una súitl y acaricante voz, se expresa con llamativa fluidez, talento y dulzura. En su estilo personal, se advierte una modalidad interesante, poco común, que le permiten lograr un amplio éxito, y merecer el aplauso unánime de sus incondicionales admiradores, por su atinada labor interpretativa....
La presente nota, es un modesto pero sincero agasajo y reconocimiento, a Laura Conde, por parte del autor del tema, cuyo título encabeza este relato...
ISABELINO ESPINOSA
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (VIII)
LOS PREPARATIVOS PARA LA BODA
Transcurría el mes de enero de 1911 y la fecha establecida para el casamiento de Lucía y Ángel había sido fijada para el sábado 1º de abril de ese año. La recepción se realizaría en el espléndido y gran edificio de la calle Campana de Villa del Parque, muy cerca de la estación ferroviaria.
De común acuerdo las dos familias, que por otra parte mantenían muy buenas relaciones, efectuaron las invitaciones de rigor, y al mismo tiempo tomando nota de todo lo necesario para dicha ocasión.
El Castillo por ese entonces permanecía vacío por disposición de su propietario don Rafael Giordano, feliz en la oportunidad y arrepentido de haber dispuesto su venta que no se concretó dos años antes. La situación ahora era distinta, afortunadamente, y con su futuro consuegro don Manuel Lemos decidieron planear en primera instancia el moblaje (que correría por cuenta de ambos), de cada uno de los ambientes de la hermosa residencia. Comenzaron por asesorarse en tal sentido consultando a empresas dedicadas a esos menesteres. Luego de recorrer una buena cantidad de comercios de la Capital, solicitando catálogos, presupuestos y condiciones de venta, cotejaron la calidad y los precios de los elementos que deseaban adquirir, llegando a la siguiente conclusión: Muebles y tapicería (Pastore y Pino) de la calle Cuyo (Sarmiento) 1446/48. Artículos de bazar, cristalería, loza, porcelana (La Gran Despensa), calle Artes (Carlos Pellegrini) esquina Bartolomé Mitre. Estufas, calentadores y fonógrafos (Cassells y Co.) Florida 43. Relojes eléctricos (Casa Barlow) Florida 484. Pianos e instrumentos musicales (Breyer Hermanos) Florida 49.
Concretadas las respectivas compras en poco tiempo, todos los ambientes de la mansión parquense quedaron equipados, reflejando elegancia, categoría y buen gusto. Catálogos, pedido de compras, recibos de venta y datos complementarios, fueron recopilados en su momento para la historia, después, tal vez, no se le dio el real valor que esa documentación tenía, y se fue perdiendo a través de los años. Solo han quedado para la posteridad, relatos y anécdotas transmitidas por quienes fueron protagonistas de hechos verídicos, a sus descendientes, y estos a su vez los documentaron en su gran mayoría, para que en una eventualidad futura, existiera la posibilidad de escribir la verdadera leyenda del misterioso y legendario Castillo de Villa del Parque.
SABADO 1º DE ABRIL DE 1911
Finalmente llegó el día esperado, sábado 1º de abril de 1911. Los vecinos de entonces lograron admirar la silueta del edificio que presentaba en esa singular jornada un aspecto imponente, hermoso, cautivante. Se habían cuidado hasta los más mínimos detalles. Todo era exactitud y esmero, pulcritud y gusto refinado, quizás por la excelente organización del personal especializado que se contrató para tal ocasión.
Fueron transcurriendo las horas, durante las cuales se había cumplimentado por la mañana la correspondiente tramitación en el Registro Civil para la concreción del enlace. Entrada la noche comenzaron a llegar los invitados. La mayoría, ostentando la conocida vanidad humana, lo hacían orgullosos a bordo de lujosos automóviles con un evidente deseo de competir y triunfar ante los ojos de sus amistades y la demás gente.
Las famosas marcas de coches de aquel tiempo llevaban estos nombres: "Renault Fréres E-M-F 30", "Columbia", "Maxwell", "Courier", "Standard-Dayton". La conducción de los mismos estaba a cargo de choferes uniformados con vistosas chaquetas, gorras elegantes, guantes blancos y calzando lustrosas polainas de cuero. Cada uno de esos servidores representaba de alguna manera el poderío económico de sus patrones.
Luego de iniciarse la fiesta, el bullicio y la alegría hacían sentir su presencia en todos los ambientes de la mansión. Los padres de los contrayentes saludaban y atendían con delicada cortesía a los concurrentes al festejo. A su vez, los "mozos" contratados para desempeñarse en la ocasión, cumplían adecuadamente con sus funciones específicas. Dos orquestas de distinto estilo amenizaban la importante reunión. Una denominada "Platz Grau", ejecutaba antiguos valses vieneses, mazurkas y alguna otra música de origen europeo en la sala principal. En otro sector del edificio un cuarteto de ejecutantes criollos titulado "Buenos Aires", integrado con bandoneón, guitarra, flauta y violín, interpretaba inspiradas y hermosas melodías porteñas.
Con la llegada de los novios la fiesta alcanzó su máxima expresión de algarabía y felicidad. En determinado momento, como si hubiese sido un convenio realizado de antemano, los concurrentes a tan grata y emotiva reunión solicitaron a los recién casados (muy buenos ejecutantes de piano y violín) algunos temas musicales del repertorio de ambos. Cortésmente accedieron a esos pedidos, y así se pudieron oír en esa noche festiva, la interpretación de Lucía y Ángel en armoniosos compases de bellas obras de famosos compositores, ante los vibrantes aplausos de los presentes.
Transcurría el mes de enero de 1911 y la fecha establecida para el casamiento de Lucía y Ángel había sido fijada para el sábado 1º de abril de ese año. La recepción se realizaría en el espléndido y gran edificio de la calle Campana de Villa del Parque, muy cerca de la estación ferroviaria.
De común acuerdo las dos familias, que por otra parte mantenían muy buenas relaciones, efectuaron las invitaciones de rigor, y al mismo tiempo tomando nota de todo lo necesario para dicha ocasión.
El Castillo por ese entonces permanecía vacío por disposición de su propietario don Rafael Giordano, feliz en la oportunidad y arrepentido de haber dispuesto su venta que no se concretó dos años antes. La situación ahora era distinta, afortunadamente, y con su futuro consuegro don Manuel Lemos decidieron planear en primera instancia el moblaje (que correría por cuenta de ambos), de cada uno de los ambientes de la hermosa residencia. Comenzaron por asesorarse en tal sentido consultando a empresas dedicadas a esos menesteres. Luego de recorrer una buena cantidad de comercios de la Capital, solicitando catálogos, presupuestos y condiciones de venta, cotejaron la calidad y los precios de los elementos que deseaban adquirir, llegando a la siguiente conclusión: Muebles y tapicería (Pastore y Pino) de la calle Cuyo (Sarmiento) 1446/48. Artículos de bazar, cristalería, loza, porcelana (La Gran Despensa), calle Artes (Carlos Pellegrini) esquina Bartolomé Mitre. Estufas, calentadores y fonógrafos (Cassells y Co.) Florida 43. Relojes eléctricos (Casa Barlow) Florida 484. Pianos e instrumentos musicales (Breyer Hermanos) Florida 49.
Concretadas las respectivas compras en poco tiempo, todos los ambientes de la mansión parquense quedaron equipados, reflejando elegancia, categoría y buen gusto. Catálogos, pedido de compras, recibos de venta y datos complementarios, fueron recopilados en su momento para la historia, después, tal vez, no se le dio el real valor que esa documentación tenía, y se fue perdiendo a través de los años. Solo han quedado para la posteridad, relatos y anécdotas transmitidas por quienes fueron protagonistas de hechos verídicos, a sus descendientes, y estos a su vez los documentaron en su gran mayoría, para que en una eventualidad futura, existiera la posibilidad de escribir la verdadera leyenda del misterioso y legendario Castillo de Villa del Parque.
SABADO 1º DE ABRIL DE 1911
Finalmente llegó el día esperado, sábado 1º de abril de 1911. Los vecinos de entonces lograron admirar la silueta del edificio que presentaba en esa singular jornada un aspecto imponente, hermoso, cautivante. Se habían cuidado hasta los más mínimos detalles. Todo era exactitud y esmero, pulcritud y gusto refinado, quizás por la excelente organización del personal especializado que se contrató para tal ocasión.
Fueron transcurriendo las horas, durante las cuales se había cumplimentado por la mañana la correspondiente tramitación en el Registro Civil para la concreción del enlace. Entrada la noche comenzaron a llegar los invitados. La mayoría, ostentando la conocida vanidad humana, lo hacían orgullosos a bordo de lujosos automóviles con un evidente deseo de competir y triunfar ante los ojos de sus amistades y la demás gente.
Las famosas marcas de coches de aquel tiempo llevaban estos nombres: "Renault Fréres E-M-F 30", "Columbia", "Maxwell", "Courier", "Standard-Dayton". La conducción de los mismos estaba a cargo de choferes uniformados con vistosas chaquetas, gorras elegantes, guantes blancos y calzando lustrosas polainas de cuero. Cada uno de esos servidores representaba de alguna manera el poderío económico de sus patrones.
Luego de iniciarse la fiesta, el bullicio y la alegría hacían sentir su presencia en todos los ambientes de la mansión. Los padres de los contrayentes saludaban y atendían con delicada cortesía a los concurrentes al festejo. A su vez, los "mozos" contratados para desempeñarse en la ocasión, cumplían adecuadamente con sus funciones específicas. Dos orquestas de distinto estilo amenizaban la importante reunión. Una denominada "Platz Grau", ejecutaba antiguos valses vieneses, mazurkas y alguna otra música de origen europeo en la sala principal. En otro sector del edificio un cuarteto de ejecutantes criollos titulado "Buenos Aires", integrado con bandoneón, guitarra, flauta y violín, interpretaba inspiradas y hermosas melodías porteñas.
Con la llegada de los novios la fiesta alcanzó su máxima expresión de algarabía y felicidad. En determinado momento, como si hubiese sido un convenio realizado de antemano, los concurrentes a tan grata y emotiva reunión solicitaron a los recién casados (muy buenos ejecutantes de piano y violín) algunos temas musicales del repertorio de ambos. Cortésmente accedieron a esos pedidos, y así se pudieron oír en esa noche festiva, la interpretación de Lucía y Ángel en armoniosos compases de bellas obras de famosos compositores, ante los vibrantes aplausos de los presentes.
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domingo, 28 de noviembre de 2010
los fantasmas del Gran Bijou (V)
Por las pantallas del Gran Bijou de la calle Cuenca, pasaron glorias del cine internacional. Don Isabelino Espinosa recuerda a John Barrymore, Rin Tin Tin, Johny Weissmuller, Stan Laurel y Oliver Hardy (el Gordo y el Flaco), Tom Mix, entre tantos otros.
Pero, como era común en las salas de barrio, no todo eran películas. Las salas de cine barriales albergan otros espectáculos y ceremonias. Don Isabelino Espinosa recuerda, circa 1933, al elenco del programa radial “Chispazos de tradición” (escrito y dirigido por Andrés González Pulido) que teatralizaba los capítulos diarios de la radio, para satisfacción de la barriada que llenaba la sala para conocer a las personas detrás de las voces.
Ahora, si lo de ustedes era el policial, sin dudarlo que vieron, para la misma época, a Roberto Salinas y Ema Bernal en “Las aventuras de Carlos Norton”, con sus capítulos “El alarido” y “El misterio del ojo de vidrio” presentados en el Gran Bijou.
O, si sigue siendo un incrédulo, acérquese a ver al asombroso mago Ingo quien, ante la vista del público, se metía en una caja de madera, debidamente cerrada con cadenas y candados, escrupulosamente sellada y lacrada. El amenazador sarcófago se trasladaba hacia el hall del Gran Bijou donde quedaba en exposición durante toda la semana. Tras ese lapso, se devolvía la caja al escenario, se rompían los sellos, se abrían los candados, se retiraban las cadenas y el gran Ingo, ¡increíblemente!, reaparecía, sin mácula alguna.
En el Gran Bijou, también, solían hacerse los actos de graduación de los colegios de la zona o, en Carnaval, actuaban las comparsas del barrio. Pero nada como lo que sucedió el sábado 20 de septiembre de 1931 cuando los dueños del Gran Bijou anunciaron que pasarían la filmación del partido San Lorenzo 2 – Boca Juniors 0 que se había jugado días antes en la cancha de Boca (que, como bien me lo corrigió don Isabelino, en un borrador previo, todavía no era la célebre Bombonera). De más está en decir que no eran épocas de codificados ni de Fútbol para Todos por lo que, aquel que no fuera a la cancha, no veía el partido.
Ese sábado, los vecinos de Villa del Parque llenaron la sala, a la espera del gran partido, sin importarles que ya conocían el resultado y que el partido era, a esa altura, historia antigua. La proyección del partido que estaba pautada para las 15 horas, se atrasó. Primero debieron contentarse con la platinada fatal, Jean Harlow en “Ángeles del infierno”, un capítulo del Tarzán de Johnny Weissmuller y recién ahí, las primeras imágenes del partido, con el primer gol de San Lorenzo al minuto de juego.
Luego, diez minutos más de partido y… la placa de “Fin”.
La gente empezó a silbar, pidiendo los 80 minutos restantes. Un empleado del cine trató de explicar que eso era todo, pero se tuvo que ir ante las protestas. Silbidos y zapateos sirvieron de prólogo a las plateas arrancadas revoleadas sin ton ni son, signo evidente del enojo de los espectadores ante el timo organizado.
A duras penas, el Gran Bijou sobrevivió a esa tarde.
Pero no fue por siempre. Con las altas y bajas que afectaron la vida de otras salas barriales, el Gran Bijou cerró sus puertas una noche y nunca más volvió.
Los fantasmas de los actores que poblaron su pantalla, arrumbados entre los pliegues del telón azul, durmieron su sueño de aplausos y silbidos y risas y llantos. Y un día, llegó el turno de desmontar el cine y transformarlo en otra cosa.
Hoy, mientras recorren las góndolas del autoservicio chino que existe en su lugar, entrecierren los ojos por un momento y traten de imaginar, la sala, la escalera, la platea alta y los pasillos, adivinen la luz de la linterna de Salvador Nicosia señalando la butaca y, dejando una propina a la nostalgia, cuélguense de una soga, volando como el Capitán Blood sorteando los cañonazos sobre cubierta, desbaraten un nido de ametralladoras enemigas como el Sargento York o muerdan los largos cuellos blancos de las vírgenes trémulas hasta que brote la sangre en un suspiro orgásmico.
Sonrían por un momento y sigan empujando su changuito. Son los fantasmas del Gran Bijou, que no descansan en paz…
FUENTES:
Sobre “Una nueva y gloriosa nación”:
Ficha de la película:
http://www.imdb.com/title/tt0018758/
Mención en “Historias y leyendas del Cine Argentino” (ENERC):
http://www.enerc.gov.ar/fondoeditorial/pdfs%202009/ENERC_FE_Historia_y_Leyendas_del_Cine_Argentino_01.pdf
Una interesante recopilación historiográfica en “La ausencia de la Historia Argentina en el cine nacional” por José Fuster Retali:
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/fuster_jose/historia_argentina_cine.htm
Fotos de “El cinematógrafo. Espejo del mundo” de Julián de Ajuria (Editorial Kraft, 1946):
http://www.facebook.com/album.php?aid=300031&l=a744cfaa04&id=163209071420
Sobre Francis X. Bushman:
La ficha en IMDB:
http://www.imdb.es/name/nm0124279/
Su artículo en Wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/Francis_X._Bushman
Foto de su tumba:
http://www.findagrave.com/cgi-bin/fg.cgi?GRid=2095&page=gr
Un muy completo artículo en “Examiner” (San Francisco) de Thomas Gladysz:
http://www.examiner.com/silent-movie-in-san-francisco/francis-x-bushman-king-of-the-movies-revealed-new-book
Fotogalería de Bushman:
http://silentladies.com/PBushman.html
Sobre Jacqueline Logan:
La ficha en IMDB:
http://www.imdb.es/name/nm0517574/
Su artículo en Wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/Jacqueline_Logan
Fotogalerías de Logan:
http://silentladies.com/BLogan.html
http://www.fanpix.net/gallery/jacqueline-logan-pictures.htm
Sobre el Cine – Teatro Gran Bijou:
Las notas de don Isabelino en la revista barrial:
“Cine – teatro ‘Gran Bijou’ de Villa del Parque” de Isabelino Espinosa, publicado en “Su revista” (nros, 161 – 162, junio / julio de 2006).
(Gracias don Isabelino!)
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sábado, 27 de noviembre de 2010
los fantasmas del Gran Bijou (IV)
“Una nueva y gloriosa nación” fue una rara perla en la cinematografía argentina. Si la historia nacional estuvo presente en el primer filme de nuestra industria, con el “Fusilamiento de Dorrego", “Una nueva…” se considera el primer filme nacional épico en serio, teniendo en cuenta las limitaciones técnicas y presupuestarios de los antecedentes previos.
La película es un regalo de Julián de Ajuria al país que le dio cobijo. El vasco Ajuria se había hecho millonario con la distribución de películas en Argentina y, en agradecimiento al país que le dio un futuro, produjo una película que exaltara las glorias de las jornadas de Myo. Para eso, no se fue en chiquitas: produjo el filme en Hollywood, con los mejores recursos que pudiera dar el cine mudo de esa época. Estamos hablando de 1928 y el elenco, con Francis Bushman a la cabeza, dice a las claras que no escatimó en gastos. En el post de ayer vimos que, en ese momento, Bushman era el rey de las películas del cine mudo. Su cachet no fue, seguramente, barato.
“Una nueva y gloriosa nación” contó con guión de W. C. Cliford sobre la idea del propio Ajuria y Garret Graham escribió los títulos (indispensables en tiempos del cine no sonoro). Albert H. Kelley fue el director (con una carrera sin trascendencia, con varios cortos y películas deportivas en su filmografía que terminaría en 1953; murió en 1989, en Los Angeles).
El argumento estaba “libremente” inspirado en los hechos históricos argentinos. El héroe era Belgrano quien luchaba como espía contra el gobierno colonial español del Virrey Cisneros. Belgrano estaba enamorado de Mónica Salazar, hija de un general leal, quien por simpatizar con la causa de la independencia (y pasar información a los patriotas) es condenada a la guillotina. Pero Belgrano la salva, liderando una carga de gauchos, liberando al país, todo en uno, como un héroe que se precie de tal. Finalmente, cuando el país es libre, se casan. (¿Cómo no comparar al héroe del celuloide con el Belgrano histórico, el hombre de voz aflautada que provocó la carcajada de Dorrego con reto de San Martín incluido, padre de hijos no reconocidos y dueño de un cuerpo jaqueado por la sífilis contraída en su juventud?).
Pese a las licencias del argumento, “Una nueva…” fue una película muy sólida dentro del estilo de las películas del cine mudo y se destaca, aún hoy, tantos años después, por la fidelidad con la que Francis X. Bushman encarnó al creador de nuestra bandera. Los planos del rostro de Bushman evocan la iconografía clásica de Manuel Belgrano. Más aún con la experiencia, más cercana en el tiempo, “Bajo el signo de la Patria”, película dirigida en 1971 por René Mugica con Ignacio “Nacho” Quirós en el rol del héroe que estaba muy distante del original. (¿No se acuerda de esa película. Cliquee a continuación y véala entera):
Una última perla: “Una nueva y gloriosa nación” también es conocida, en las bases de datos internacionales de cine, como “The Charges of the Gauchos” (“La carga de los gauchos”).
La película está, hoy en día, perdida. Hubo un intento de “reconstrucción” de la misma, subida a youtube:
Este video reúne imágenes del libro “El cinematógrafo. Espejo del mundo” de Julián de Ajuria que escaneamos y reunimos en el siguiente álbum en Facebook:
http://www.facebook.com/album.php?aid=300031&l=a744cfaa04&id=163209071420
(finaliza mañana)
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viernes, 26 de noviembre de 2010
los fantasmas del Gran Bijou (III)
Francis X. Bushman tuvo toda la fama que un actor puede tener. Considerado el hombre más guapo del mundo, con un pasado juvenil de modelo y fisicoculturista, Bushman se convirtió en el rey de las películas mudas. Filmó más de doscientas películas, 175 de ellas antes de 1920, entronizándose con el éxito de 1925, Ben-Hur. El siguiente video es la célebre escena de la carrera de carros:
Bushman ganaba lo que quería y gastaba lo que quería también, por eso estaba, permanentemente, al borde de la bancarrota. Tenía el mundo a su pies, cuando filmó “Una nueva y gloriosa nación”. De un año antes, es este corto “La bandera: una historia inspirada en la tradición de Betsy Ross”.
Bushman se casó cuatro veces y fue padre de seis hijos, pero el estudio le ordenaba mantener oculta su vida privada, para que sus fanáticas mantuvieran sus fantasías con el actor. Cuando las noticias de su vida se dieron a luz, su carrera empezó a resquebrajarse. Pero lo que verdaderamente destruyó la carrera de Bushman fue que ingresó a la lista negra de Louis B. Meyer por motivos no aclarados por sus biógrafos. La carrera del rey de las películas mudas se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.
Si bien Bushman no recuperó el cetro perdido, siguió actuando hasta su muerte en 1966. Puede descubrírselo en capítulos de “Dr. Kildare”, “Perry Mason”, “Viaje al fondo del mar” (trailer del capítulo acá: http://www.youtube.com/watch?v=gZgnGuJFxyM) y, poco antes de su muerte, en dos capítulos del “Batman” televisivo, encarnando a Mr. Van Jones, un coleccionista de películas viejas que organiza un festival de cine mudo.
Él fue el elegido para interpretar al General Belgrano en “Una nueva y gloriosa nación”, logrando un parecido a los retratos tradicionales de nuestro héroe, maravillosamente fiel, superando con creces al posterior desempeño de Nacho Quirós en “Bajo el signo de la Patria”.
Su partenaire en “Una nueva y gloriosa nación” fue Jacqueline Logan, otra estrella del cine mudo. Logan era una tejana que, muy joven, emprendió el desafío de los escenarios, mintiéndole a su familia y falseando su edad para ser contratada. Fue una chica Ziegfield y modelo en Nueva York. Cuando saltó a las películas, sus comienzos registran una película (“El crimen perfecto”) con una adolescente rubiecita que alcanzaría fama con otro nombre, Carole Lombard (una de las celebridades cuya foto ocuparía el hall del Gran Bijou).
Logan fue una de las invitadas al Oneida, yate del multimillonario William Randolph Hearst (o su alter ego, el Ciudadano Kane), en noviembre de 1924, viaje que se hizo célebre porque terminó con un escándalo, con la muerte del actor Thomas P. Ince. Oficialmente, Ince murió de un infarto, pero la prensa amarilla filtró a los titulares otra versión: Hearst le pegó un tiro a Chaplin que tenía un romance con la estrella del cine mudo Marion Davies (amante de Hearst), bala que recibió Ince. El escandalete estuvo en boca de todos los medios y nada pudo probarse, tras la rápida cremación del cadáver de Ince. Sospechosamente, otra invitada del yate, Louella Parsons (non plus ultra del periodismo chimentero hollywoodense) bajó del barco con un contrato de por vida en los medios gráficos del magnate.
Volviendo a Logan, ella alcanzó su momento cumbre, un año antes de “Una nueva y gloriosa nación”, cuando Cecil B. De Mille la eligió para el papel de María Magdalena en la versión de 1927 de “Rey de Reyes”. Una escena de esa película puede verse en:
http://www.tcm.com/mediaroom/index/?o_cid=mediaroomlink&cid=246932
El cine sonoro no fue un obstáculo para ella, pero Logan prefirió expandir sus horizontes, marchó al teatro inglés y triunfó con un par de películas pero como guionista y directora. Volvió a Hollywood, para darse cuenta que no la contratarían como directora. No eran tiempos para las mujeres detrás de las cámaras. Eso puso punto final a su carrera, reforzado por su casamiento en 1934. Tras su divorcio en 1947, se convirtió en una líder política conservadora. Y tuvo tiempo para un pequeño papel, en 1973, interpretando a la Sra. Donovan de “Secretos de un vendedor de puerta a puerta”. Diez años después, moría en Florida.
Logan interpretaba en “Una nueva y gloriosa nación” a la hija de un general leal de quien se enamora Belgrano en su lucha por la independencia de estas colonias españolas. Como se verá, un guión con mucho rigor histórico. En la historia aparecía Saavedra (a cargo de Charles Hill Mailes, un escocés que murió poco tiempo después, en 1937, con casi 300 películas realizadas) y Moreno, papel que contó con la actuación del florentino Gino Corrado quien tuvo una larga carrera en Hollywood, con actuaciones en “Casablanca”, “El Ciudadano”, “Rebeca”, “El gran dictador”, “Viñas de ira”, “Lo que el viento se llevó”, “Sangre y arena”, casi siempre en papeles menores, muchas veces sin aparecer en los créditos finales. Una de esas películas es “Down Argentine Way”, un seguro bodriazo con Don Ameche, Carmen Miranda y Betty Grable, donde compartió elenco con Paul Ellis, el hombre que hizo de Balcarce en “Una nueva…”. Su última película fue en 1954; murió en 1982, la víspera de Nochebuena, en Los Angeles.
(continúa mañana)
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jueves, 25 de noviembre de 2010
los fantasmas del Gran Bijou (II)
El año de 1928 fue bisiesto. Y el sábado 26 de mayo, a la hora de la siesta, era posible ver a la multitud que se apiñaba frente al edificio de la calle Cuenca 2734, llenando la calle que va de Baigorria a Nogoyá. La razón: la inauguración de un nuevo cine.
Orestes Schenone era el dueño del “Fénix” de Flores y ahora se animaba a poner un pie en Villa del Parque con un cine con pretensiones. Escalera de mármol de Carrara blanco a la derecha, para llegar a la platea alta (a) “el gallinero”; alfombrados rojos como las paredes, estos con el agregado de un borde dorado; cielorraso en óvalo blanco; techo corredizo; iluminación de 500 lámparas Phillips; telón azul con vivos dorados; palcos, uno de ellos para el pianista que musicalizaba en vivo al costado de la pantalla. En el hall, grandes fotos de las estrellas de Hollywood: la Garbo, Chaplin, Dietrich, Gloria Swanson, Carole Lombard.
Se abrieron las puertas y, alrededor de las 15, empezó la primera sesión en el nuevo cine parquense, el “Gran Bijou”. Arrancaron con “El yanqui” con Harold Lloyd, seguida de la de miedo, Lon Chaney encarnando a “El Fantasma de la Ópera”.
El gran final, el estreno de una producción estadounidense atípica: “Una nueva y gloriosa nación”. Filmada en Hollywood, el héroe de la historia no era otro que el General Belgrano, encarnado por un astro del cine mudo, Francis X. Bushman.
(continúa mañana)
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miércoles, 24 de noviembre de 2010
los fantasmas del Gran Bijou (I)
Villa del Parque me adoptó en 1997, cuando me mudé a la calle Concordia, a unas veinte cuadras de la estación, cerca del complejo habitacional conocido como “El Hogar Obrero” (bautizado así por la cooperativa socialista que financió su construcción en los ‘60). Pronto entablé relación con muchos vecinos, la mayoría con mucho pasado en el barrio. Pero entre todos los personajes que conocí en Villa del Parque, ninguno como don Isabelino Espinosa, un vecino que vive a un par de puertas de mi casa.
Apenas mudado al barrio, una tarde estaba escuchando un CD con temas de Agustín Magaldi (que integraba una colección tanguera publicada semanalmente). Por la ventana que da a la calle, vi pasar a un hombre que iba para un lado, para el otro, se paraba, miraba a la casa y volvía a pasar. No pasaron tres minutos y tocó el timbre. Se presentó: era el vecino de dos casas para la derecha y le había llamado la atención que estuviera escuchando a Magaldi de quien se confesó admirador.
Y ahí empezó a contarme una historia sobre Magaldi.
Como sospecharán, el señor no era otro que don Isabelino y fue abrir la puerta del túnel del tiempo, porque don Isabelino vino al barrio siendo muy pequeño y, con sus primeros 90 años cumplidos, recuerda cada detalle de Villa del Parque. Sin apuntes a la mano, desfilarán por sus recuerdos los clubes de fútbol del barrio y el lugar que ocupaban sus canchas; los hornos de ladrillos que permanecían encendidos como luciérnagas en la noche de quintas y huertas; el arroyito sucio que bajaba por la calle Villardebó; la maldición del Castillo de la calle Campana; los colectivos que pasaban por la calle Cuenca y mucho, mucho más.
Don Isabelino es periodista, dibujante, historiador. Preside la Junta Histórica del barrio, escribe o escribió para infinidad de revistas barriales, creó el Escudo oficial del barrio que está emplazado (entre otros puntos) en la plaza principal del barrio en Cuenca y Baigorria, primer historiador que contó una historia completa del Castillo de los Fantasmas, escribió el tango “Villa del Parque” y si sigo contando los proyectos que tiene en cartera, no va a alcanzar este post. Tal vez se puedan dar una idea de todo lo que sabe y todo lo que vivió, consultando su blog:
http://isabelinoespinosa.blogspot.com
y su página en Facebook:
Y fue él, justamente, quien me contó la historia que empezaremos a desarrollar desde mañana, las glorias de la inauguración de un cine y de un estreno mundial con un astro del cine mudo norteamericano de aquellos tiempos.
No se muevan de sus asientos. Mañana, a la misma hora y en el mismo baticanal, “Los fantasmas del Gran Bijou”.
(continúa mañana)
(Ésta es la primer nota de una serie de cinco sobre el cine Gran Bijou que existía en la calle Cuenca, además de un ostensible homenaje a don Isabelino, publicado en "Libreta Chatarra" (http://libretachatarra.blogspot.com))
Apenas mudado al barrio, una tarde estaba escuchando un CD con temas de Agustín Magaldi (que integraba una colección tanguera publicada semanalmente). Por la ventana que da a la calle, vi pasar a un hombre que iba para un lado, para el otro, se paraba, miraba a la casa y volvía a pasar. No pasaron tres minutos y tocó el timbre. Se presentó: era el vecino de dos casas para la derecha y le había llamado la atención que estuviera escuchando a Magaldi de quien se confesó admirador.
Y ahí empezó a contarme una historia sobre Magaldi.
Como sospecharán, el señor no era otro que don Isabelino y fue abrir la puerta del túnel del tiempo, porque don Isabelino vino al barrio siendo muy pequeño y, con sus primeros 90 años cumplidos, recuerda cada detalle de Villa del Parque. Sin apuntes a la mano, desfilarán por sus recuerdos los clubes de fútbol del barrio y el lugar que ocupaban sus canchas; los hornos de ladrillos que permanecían encendidos como luciérnagas en la noche de quintas y huertas; el arroyito sucio que bajaba por la calle Villardebó; la maldición del Castillo de la calle Campana; los colectivos que pasaban por la calle Cuenca y mucho, mucho más.
Don Isabelino es periodista, dibujante, historiador. Preside la Junta Histórica del barrio, escribe o escribió para infinidad de revistas barriales, creó el Escudo oficial del barrio que está emplazado (entre otros puntos) en la plaza principal del barrio en Cuenca y Baigorria, primer historiador que contó una historia completa del Castillo de los Fantasmas, escribió el tango “Villa del Parque” y si sigo contando los proyectos que tiene en cartera, no va a alcanzar este post. Tal vez se puedan dar una idea de todo lo que sabe y todo lo que vivió, consultando su blog:
http://isabelinoespinosa.blogspot.com
y su página en Facebook:
Y fue él, justamente, quien me contó la historia que empezaremos a desarrollar desde mañana, las glorias de la inauguración de un cine y de un estreno mundial con un astro del cine mudo norteamericano de aquellos tiempos.
No se muevan de sus asientos. Mañana, a la misma hora y en el mismo baticanal, “Los fantasmas del Gran Bijou”.
(continúa mañana)
(Ésta es la primer nota de una serie de cinco sobre el cine Gran Bijou que existía en la calle Cuenca, además de un ostensible homenaje a don Isabelino, publicado en "Libreta Chatarra" (http://libretachatarra.blogspot.com))
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lunes, 15 de noviembre de 2010
- APUNTES PARA LA HISTORIA DE VILLA DEL PARQUE -
Villa del Parque es uno de los grandes barrios integrante de nuestra querida Buenos Aires. Su origen es ignorado por muchos de sus pobladores que hoy admiran su moderna fisonomía, todo lo bueno y hermoso que ha traído el progreso, olvidando tal vez, los inicios de esta popular barriada. Remontándonos al pasado, mucho antes del adoquín y el asfalto, hurgando en el tiempo viejo de nuestra porteña ciudad, nos enteramos de los límites que esta zona tenía a principios de este siglo: al norte estaba situada Villa Devoto, al sur el barrio de Santa Rita, al este el Parque del Oeste también llamado Parque de la Agronomía, del cual posiblemente derive el nombre del Villa del Parque.
En 1906 y 1907 la firma inmobiliaria Guerrico y Williams realizó el remate del primer loteo de tierras ubicadas sobre la Avenida San Martín. Años más tarde, exactamente el 17 de octubre de 1920, el martillero José Bacigaluppi con domicilio comercial en San Martín, 56, remataba 96 lotes situados frente a las calles Santo Tomé, Arregui, Concordia y Orán (Emilio Lamarca). El precio base era de 5 pesos por mes el lote en 100 mensualidades.
La publicidad de aquella época decía “Barrio moderno de la Capital con 100 trenes diarios que emplean 18 minutos de Retiro… a 10 cuadras de los tranvías 85 y 86 en combinación con el subterráneo que corren por la Avenida San Martín…”.
Los compradores de esos lotes fueron auténticos pioneros y “colonizadores” de aquella zona y aquí están sus nombres: José Caggiano, Manuel Blanco, Tomás Espinosa, José Canibe, Salvador y Santo Di Bella, Antonio Crescente, Salvador Livolsi, Juan González, Celeste Di Biaggi, Roque Emilio, Juan Stracquadaini, José Lateano y Pedro Eluchanz.
Eran tiempos “bravos” y los vecinos vivían inquietos y preocupados por el auge de la delincuencia que se aprovechaba la escasa vigilancia existente. Después de la inauguración de la Estación Villa del Parque del Ferro Carril Pacífico (F.N.G. San Martín), el barrio fue creciendo sin pausas.
En 1922 un grupo de muchachos entusiastas con mucha fe e idealismo, se dieron a la tarea de fundar un club con el nombre de Gimnasia y Esgrima con sede en la calle Tinogasta junto a las vías del ferrocarril y muy cerca de la estación.
Dos años más tarde acaeció otro hecho importante, se ponían en servicio las líneas de tranvías 83 y 84. La primera llegaba hasta el Cementerio de Flores y la segunda hasta Plaza Constitución. El Punto inicial del recorrido fue la calle Cuenca, casi esquina Nazarre, donde también tenía su parada las líneas de ómnibus La Central y La Titania que nos acercaban hasta el centro de la ciudad.
Recordamos también a otras líneas de transporte que cruzaron la zona de nuestra villa; La Internacional, Autobús Argentina, Ibero Americana, La República, Río de la Plata, Columbia Autobús, General Pueyrredón, Vélez Sarsfield, Almafuerte, La Palma, General Artigas, la Porteña y Mariano Moreno.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (VII)
COMUNICACIONES AMOROSAS ENTRE LUCIA Y ANGEL
Las comunicaciones amorosas entre Lucía y Ángel en aquellos primeros años del siglo XX, se efectuaban utilizando los primitivos aparatos de la recordada empresa "Unión Telefónica", mediante la acción de una operadora que obtenía finalmente el llamado.
Al mismo tiempo lo hacían por intermedio del envío de la correspondencia a través del correo, y con tal sistema intercambiaban románticas cartas en las cuales expresaban su mutuo amor, logrando también hacerlo luego con la aparición en la vida porteña de entonces, de un nuevo elemento sentimental y emotivo: La tarjeta postal, confeccionada con una fina y delicada cartulina, donde generalmente se admiraba la presencia de una pareja de enamorados, en una figura elegante y esfumada, mientras que en otras parecía un bello paisaje o hermosas flores integrando una llamativa imagen por sus distintos colores. Esa era una común forma de expresión de la época.
Con el paso de los años esas fotografías se fueron transformando en un cúmulo de nostalgias y melancolías, de recuerdo y añoranzas.
En el anverso de cada tarjeta se colocaban las leyendas escritas. Lucía y Ángel lo hicieron durante su noviazgo, pero también los padres de ambos entre sí, se enviaron saludos de Navidad y de fin de año, una costumbre de la comunidad de aquel tiempo, y por lo tanto no extrañaba su práctica generalizada. Estas postales se escribían casi siempre con el solo objeto de hacerse presente en determinados momentos y con el anhelo de ser recordado y además tenido en cuenta afectivamente: "Lucía, nunca podría olvidarme de tí". Ángel. "Bien sabes mi amado Ángel que eres el hombre de mi vida", Lucía. Sus progenitores a su vez, expresaban: "Estimados don Rafael y señora Vittoria; aquí se los recuerda muy afectuosamente. Muchas felicidades para este año 1911", Familia Lemos López Fernández. "Muy apreciados don Manuel Lemos y señora María López Fernández; Nuestros mejores deseos de felicidad para ustedes, para la Navidad y el próximo Año Nuevo", Familia Giordano D' Olivi. Ese era el lenguaje postálico de aquellos lejanos días en nuestra querida ciudad de Buenos Aires, y que hoy seguramente, se lo considerará, ridículo, cursi e inadecuado.
VILLA DEL PARQUE EN 1910
El barrio por esos años era prácticamente campo, ocupado por innumerables quintas de verduras, y apenas aparecían delineadas sus primeras calles con piso de tierra. Sus habitantes no eran muchos, y poseían como medio de transporte fundamental, el ferrocarril. Poco después se inauguraron las líneas de tranvías Nros. 85 y 86, uno con destino a la zona de Caballito y la restante a Plaza de Mayo.
Uno de los primeros vecinos de la zona parquense fue don Antonio Cambiasso. Había instalado una quinta entre las calles Llavallol, Helguera, Nogoyá y Santo Tomé. Era además dueño de otra similar ubicada en Orán, Madrid (San Nicolás), Baigorria y Nogoyá. Por esos tiempos la escuelita rural "Dr. Antonio Dellepiane", que funcionaba en un modesto local del Camino a San Martín (Av. San Martín) fue trasladada a la calle Pedro Lozano 3274 entre Cuenca y Campana (hoy en la calle Baigorria entre Helguera y Cuenca). Un pionero del barrio, don Maximiliano Zalper, hizo construir uno de los edificios más importantes en la esquina formada por las calles San Roque (José Pedro Varela) y Helguera. El núcleo de vecinos que había creado la primera Sociedad de Fomento, trabajaba con entusiasmo para lograr el pavimento de calles, plantación de árboles, nuevos medios de comunicación y la instalación de pasos a nivel en las vías ferroviarias. Villa del Parque comenzó a crecer.
..Y LLEGÓ LA NAVIDAD
Finalizaba el año 1910, en el cual habían ocurrido una serie de acontecimientos casi irrepetibles, y la población de Buenos Aires se aprestaba a festejar la tradicional Navidad católica. "Feliz Nochebuena" eran las dos palabras que se oían con frecuencia en la víspera de la fiesta navideña. La gente se preparaba con entusiasmo para la ocasión adquiriendo confituras importadas y de origen nacional: champagne "Pommery", aperitivo "Fernet-Branca", vinos "Calvet", "Cordero" "Woodhouse". Cervezas "La Africana" y "Pilsen-Bock", también determinados alimentos adecuados al festejo.
Al puerto porteño llegaban barcos repletos de inmigrantes de distintas partes del mundo, cerca de 8.000 descendían al grito de "Feliz Navidad", en sus respectivos idiomas. Muchos viajarían luego al interior para efectuar trabajos agrícolas y en los ferrocarriles "Central de Buenos Aires", "De Entre Ríos". "Andino". "Del Sud" y "Pacífico". Aquí se les ofrecía ocupación y la paz que ellos tanto necesitaban.
En el sorteo realizado por la Lotería Nacional el día 24 con un premio de un millón de pesos, resultó favorecido del número 4949. Pocas jornadas después, haría su aparición el nuevo año, esperado con mucho entusiasmo e ilusiones por todo un pueblo, anhelante de felicidad y buenas perspectivas, en un país como la Argentina, donde con la colaboración de todos podría transformarse en el más próspero de Sudamérica.
Las comunicaciones amorosas entre Lucía y Ángel en aquellos primeros años del siglo XX, se efectuaban utilizando los primitivos aparatos de la recordada empresa "Unión Telefónica", mediante la acción de una operadora que obtenía finalmente el llamado.
Al mismo tiempo lo hacían por intermedio del envío de la correspondencia a través del correo, y con tal sistema intercambiaban románticas cartas en las cuales expresaban su mutuo amor, logrando también hacerlo luego con la aparición en la vida porteña de entonces, de un nuevo elemento sentimental y emotivo: La tarjeta postal, confeccionada con una fina y delicada cartulina, donde generalmente se admiraba la presencia de una pareja de enamorados, en una figura elegante y esfumada, mientras que en otras parecía un bello paisaje o hermosas flores integrando una llamativa imagen por sus distintos colores. Esa era una común forma de expresión de la época.
Con el paso de los años esas fotografías se fueron transformando en un cúmulo de nostalgias y melancolías, de recuerdo y añoranzas.
En el anverso de cada tarjeta se colocaban las leyendas escritas. Lucía y Ángel lo hicieron durante su noviazgo, pero también los padres de ambos entre sí, se enviaron saludos de Navidad y de fin de año, una costumbre de la comunidad de aquel tiempo, y por lo tanto no extrañaba su práctica generalizada. Estas postales se escribían casi siempre con el solo objeto de hacerse presente en determinados momentos y con el anhelo de ser recordado y además tenido en cuenta afectivamente: "Lucía, nunca podría olvidarme de tí". Ángel. "Bien sabes mi amado Ángel que eres el hombre de mi vida", Lucía. Sus progenitores a su vez, expresaban: "Estimados don Rafael y señora Vittoria; aquí se los recuerda muy afectuosamente. Muchas felicidades para este año 1911", Familia Lemos López Fernández. "Muy apreciados don Manuel Lemos y señora María López Fernández; Nuestros mejores deseos de felicidad para ustedes, para la Navidad y el próximo Año Nuevo", Familia Giordano D' Olivi. Ese era el lenguaje postálico de aquellos lejanos días en nuestra querida ciudad de Buenos Aires, y que hoy seguramente, se lo considerará, ridículo, cursi e inadecuado.
VILLA DEL PARQUE EN 1910
El barrio por esos años era prácticamente campo, ocupado por innumerables quintas de verduras, y apenas aparecían delineadas sus primeras calles con piso de tierra. Sus habitantes no eran muchos, y poseían como medio de transporte fundamental, el ferrocarril. Poco después se inauguraron las líneas de tranvías Nros. 85 y 86, uno con destino a la zona de Caballito y la restante a Plaza de Mayo.
Uno de los primeros vecinos de la zona parquense fue don Antonio Cambiasso. Había instalado una quinta entre las calles Llavallol, Helguera, Nogoyá y Santo Tomé. Era además dueño de otra similar ubicada en Orán, Madrid (San Nicolás), Baigorria y Nogoyá. Por esos tiempos la escuelita rural "Dr. Antonio Dellepiane", que funcionaba en un modesto local del Camino a San Martín (Av. San Martín) fue trasladada a la calle Pedro Lozano 3274 entre Cuenca y Campana (hoy en la calle Baigorria entre Helguera y Cuenca). Un pionero del barrio, don Maximiliano Zalper, hizo construir uno de los edificios más importantes en la esquina formada por las calles San Roque (José Pedro Varela) y Helguera. El núcleo de vecinos que había creado la primera Sociedad de Fomento, trabajaba con entusiasmo para lograr el pavimento de calles, plantación de árboles, nuevos medios de comunicación y la instalación de pasos a nivel en las vías ferroviarias. Villa del Parque comenzó a crecer.
..Y LLEGÓ LA NAVIDAD
Finalizaba el año 1910, en el cual habían ocurrido una serie de acontecimientos casi irrepetibles, y la población de Buenos Aires se aprestaba a festejar la tradicional Navidad católica. "Feliz Nochebuena" eran las dos palabras que se oían con frecuencia en la víspera de la fiesta navideña. La gente se preparaba con entusiasmo para la ocasión adquiriendo confituras importadas y de origen nacional: champagne "Pommery", aperitivo "Fernet-Branca", vinos "Calvet", "Cordero" "Woodhouse". Cervezas "La Africana" y "Pilsen-Bock", también determinados alimentos adecuados al festejo.
Al puerto porteño llegaban barcos repletos de inmigrantes de distintas partes del mundo, cerca de 8.000 descendían al grito de "Feliz Navidad", en sus respectivos idiomas. Muchos viajarían luego al interior para efectuar trabajos agrícolas y en los ferrocarriles "Central de Buenos Aires", "De Entre Ríos". "Andino". "Del Sud" y "Pacífico". Aquí se les ofrecía ocupación y la paz que ellos tanto necesitaban.
En el sorteo realizado por la Lotería Nacional el día 24 con un premio de un millón de pesos, resultó favorecido del número 4949. Pocas jornadas después, haría su aparición el nuevo año, esperado con mucho entusiasmo e ilusiones por todo un pueblo, anhelante de felicidad y buenas perspectivas, en un país como la Argentina, donde con la colaboración de todos podría transformarse en el más próspero de Sudamérica.
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domingo, 31 de octubre de 2010
martes, 26 de octubre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (VI)
Durante el mes de mayo se celebró aquí el año del Centenario, una muy emotiva recordación de los albores de nuestra patria. En la Capital porteña hubo festejos y hasta en los barrios muchos edificios aparecían abanderados (en Villa del Parque el elegante castillo ostentaba sus mejores galas). En ese tiempo llegó a Buenos Aires la Infanta Isabel de Borbón, perteneciente a la Corona de España, hermana del Rey don Alfonso XIII. Además estuvieron presentes comitivas de diversas naciones; de Chile con su presidente Pedro Montt, el vicepresidente de Perú Eugenio Larrabure, el canciller paraguayo Adolfo Riquelme, la delegación alemana presidida por el conde Colmar von der Goltz, Japón envió a Eki Mocki de la familia imperial, y los Estados Unidos con la representación del general Leonard Wood.
El 25 de mayo desfilaron veinte mil hombres de nuestra Fuerzas Armadas, y también de las de algunos Estados extranjeros. El presidente argentino Dr. José Figueroa Alcorta recibió a los visitantes en la Casa de Gobierno, y luego en el edificio del Congreso Nacional. Frente a este colosal palacio la hermosa plaza creada por el Intendente Municipal don Manuel Güiraldes (padre del que fuera luego el autor de la obra "Don Segundo Sombra"). Los venerados visitantes asistieron al Teatro Colón donde se ofreció la ópera "Rigoletto", luciéndose el famoso tenor italiano Titta Ruffo con su magnífica voz. También conocieron el esplendor de la bella calle Florida y sus importantes comercios de gran renombre, incluído el moderno "Plaza Hotel". Admiraron la categoría de los teatros y cafés de la españolísima Avenida de Mayo, la primera de nuestra ciudad Capital inaugurada en 1894 y donde se destacaban tres grandes hoteles de Buenos Aires; el "Motropole" (esquina Salta), el "Splendid" (Lima) y el "Magestic" (Santiago del Estero). Todo lo cual jerarquizaba el prestigio que ya poseía nuestra querida urbe porteña, elogiada en todas las zona de nuestro planeta.
Meses más tarde arribó a la Argentina (septiembre), Guillermo Marconi renombrado físico italiano nacido en 1874, galardonado con el "premio Nobel", inventor de la telegrafía sin hilos. Además se recibieron visitas de otras destacadas personalidades de jerarquía mundial. No podemos dejar de mencionar a los humildes inmigrantes que llegaban en grandes contingentes, en busca de mejores condiciones de vida que el viejo continente europeo les negaba.
Con mucha fe, ilusión y deseos de paz y trabajo desembarcaron: italianos, españoles, yugoslavos, polacos, turcos, rusos, griegos y hasta de regiones asiáticas y africanas; chinos, japoneses, filipinos, marroquíes, senegaleses. Todos ellos elegían a la Argentina que comenzaba a ser la más importante nación de América del Sur. Los viajeros que venían desde las más alejadas partes del mundo, se asombraban de las dimensiones de nuestra Capital, con sus 200 kilómetros cuadrados.
En el centro y en la parte norte se advertían los edificios públicos, mientras que en la zona sur se hacían presentes los coquetos palacios familiares, en tanto que en el oeste se creaban nuevos barrios cada vez más numerosos y extensos. Villa del Parque, Santa Rita y Villa Devoto valen como ejemplo, ocuparon tierras que habían sido quintas de pioneros como lo fueron: Bergallo, Vicente Zabala, Pedro Pastorini y Venancio Reyes entre otros.
El puerto de Buenos Aires tenía cuatro diques y dos dársenas construcciones que demandaron once años de labor, desde 1886 hasta 1897. En ese próspero 1910 desde allí y del Dock Sur (habilitado en 1895), una apreciable cantidad de buques de ultramar descargaban productos, cargando luego toneladas de trigo, maíz, lino y avena, para transportarlos a países de otras latitudes, confirmando una vez más que la Argentina siempre ha sido "el granero del mundo".
Durante ese año de celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, comenzó a funcionar el poder Judicial en el Palacio de los Tribunales, se colocaron las piedras fundamentales de los monumentos de Cristóbal Colón, descubridor de América, y el de los Españoles, donación de las colectividades itálicas e hispana, respectivamente, las dos inmigraciones más numerosas que ingresaron en determinada época a nuestro país, donde fueron recibidos sin condiciones previas, y ellos iniciaron con su esfuerzo y buena voluntad una etapa de auténtico crecimiento y progreso.
El 25 de mayo desfilaron veinte mil hombres de nuestra Fuerzas Armadas, y también de las de algunos Estados extranjeros. El presidente argentino Dr. José Figueroa Alcorta recibió a los visitantes en la Casa de Gobierno, y luego en el edificio del Congreso Nacional. Frente a este colosal palacio la hermosa plaza creada por el Intendente Municipal don Manuel Güiraldes (padre del que fuera luego el autor de la obra "Don Segundo Sombra"). Los venerados visitantes asistieron al Teatro Colón donde se ofreció la ópera "Rigoletto", luciéndose el famoso tenor italiano Titta Ruffo con su magnífica voz. También conocieron el esplendor de la bella calle Florida y sus importantes comercios de gran renombre, incluído el moderno "Plaza Hotel". Admiraron la categoría de los teatros y cafés de la españolísima Avenida de Mayo, la primera de nuestra ciudad Capital inaugurada en 1894 y donde se destacaban tres grandes hoteles de Buenos Aires; el "Motropole" (esquina Salta), el "Splendid" (Lima) y el "Magestic" (Santiago del Estero). Todo lo cual jerarquizaba el prestigio que ya poseía nuestra querida urbe porteña, elogiada en todas las zona de nuestro planeta.
Meses más tarde arribó a la Argentina (septiembre), Guillermo Marconi renombrado físico italiano nacido en 1874, galardonado con el "premio Nobel", inventor de la telegrafía sin hilos. Además se recibieron visitas de otras destacadas personalidades de jerarquía mundial. No podemos dejar de mencionar a los humildes inmigrantes que llegaban en grandes contingentes, en busca de mejores condiciones de vida que el viejo continente europeo les negaba.
Con mucha fe, ilusión y deseos de paz y trabajo desembarcaron: italianos, españoles, yugoslavos, polacos, turcos, rusos, griegos y hasta de regiones asiáticas y africanas; chinos, japoneses, filipinos, marroquíes, senegaleses. Todos ellos elegían a la Argentina que comenzaba a ser la más importante nación de América del Sur. Los viajeros que venían desde las más alejadas partes del mundo, se asombraban de las dimensiones de nuestra Capital, con sus 200 kilómetros cuadrados.
En el centro y en la parte norte se advertían los edificios públicos, mientras que en la zona sur se hacían presentes los coquetos palacios familiares, en tanto que en el oeste se creaban nuevos barrios cada vez más numerosos y extensos. Villa del Parque, Santa Rita y Villa Devoto valen como ejemplo, ocuparon tierras que habían sido quintas de pioneros como lo fueron: Bergallo, Vicente Zabala, Pedro Pastorini y Venancio Reyes entre otros.
El puerto de Buenos Aires tenía cuatro diques y dos dársenas construcciones que demandaron once años de labor, desde 1886 hasta 1897. En ese próspero 1910 desde allí y del Dock Sur (habilitado en 1895), una apreciable cantidad de buques de ultramar descargaban productos, cargando luego toneladas de trigo, maíz, lino y avena, para transportarlos a países de otras latitudes, confirmando una vez más que la Argentina siempre ha sido "el granero del mundo".
Durante ese año de celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, comenzó a funcionar el poder Judicial en el Palacio de los Tribunales, se colocaron las piedras fundamentales de los monumentos de Cristóbal Colón, descubridor de América, y el de los Españoles, donación de las colectividades itálicas e hispana, respectivamente, las dos inmigraciones más numerosas que ingresaron en determinada época a nuestro país, donde fueron recibidos sin condiciones previas, y ellos iniciaron con su esfuerzo y buena voluntad una etapa de auténtico crecimiento y progreso.
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viernes, 22 de octubre de 2010
- PERSONAJES DE VILLA DEL PARQUE - RICARDO OISTO FERRÚS
CAMPEÓN ABSOLUTO DE UNA EXTRAÑA COMPETENCIA
Repasando la auténtica historia de Villa del Parque, es posible advertir, que es pródiga en acontecimientos de toda índole, dentro de lo que son los límites de su dilatada zona. Surgieron a través de los años, innumerables personajes cuyas sobresalientes y determinadas cualidades, le dieron al barrio una brillante y especial nombradía, con la concreción, afortunadamente, de hechos felices y destacados promovidos por vecinos, que se convirtieron en cierto momentos en sus más genuinos representantes.
Tal es el caso de Ricardo Oisto Ferrús, antiguo poblador de la zona nacido en el año 1900, que a poco de llegar, se transformó en un gran jugador del deporte de las bochas, integrando un terceto invencible con sus vecinos Antonio Crescente y Tomás Espinosa. Entusiasta hincha de Independiente, tenía siempre un pequeño escudo de los rojos de Avellaneda, en su chata transportadora de ladrillos de los tradicionales Hornos parquenses…
En la lejana década de 1930, en varios barrios porteños, nació una rara costumbre creada y puesta en vigencia hábilmente por algunos propietarios de bares y restaurantes, con el intento de aumentar la concurrencia de clientes.
Consistía en organizar, generalmente en días sábados o domingos, almuerzos o cenas solamente para dos comensales, los cuales competían entre sí en un llamativo “torneo” denominado “Les du bon appétit”, donde ganaba quien comía más.
Gran número de parroquianos concurría a presenciar los citados enfrentamientos. Muchos de ellos, con singular entusiasmo y vehemencia volcaban sus simpatías a favor de uno u otro contendiente, que también había jugado cierta cantidad de dinero. A viva voz se hacían las apuestas que el dueño del comercio recibía, y luego ya definido el vencedor de la puja alimentaria, entregaba a los apostadores el monto de las ganancias obtenidas.
En todos los casos, el abundante menú era establecido de antemano por ambos participantes, y se servían en partes iguales. Las reglas del juego aclaraban que el primero que rehusara seguir comiendo, perdía irremediablemente.
Ricardo Oisto Ferrús, con sus 104 kilos de peso, fue imbatible campeón de todos los barrios de Buenos Aires. Ante él caían derrotados los “glotones” más famosos de los distintos lugares de nuestra gran urbe porteña.
Ricardo Oisto Ferrús fue un verdadero ídolo de Villa del Parque. Su chata era impulsada por tres caballos “Chiche”, “Moro” y “Zaino”, llevaban los mismos nombres que los autores Alberto Vacarezza y Raúl de los Hoyos incluyeron en su tango “El carrerito”, grabado por Carlos Gardel en 1928…
Descendientes de don Ricardo viven aún en el barrio, su hijo Lito y sus nietos Carlitos y Patricia, que con lógica emoción escuchan asombrados estos relatos de antaño…
miércoles, 13 de octubre de 2010
Tragedia y Misterio en el Castillo (V)
- GESTO SOLIDARIO DE LUCÍA GIORDANO -
Una vez más, Lucía Giordano juntamente con sus padres, había concurrido a la denominada "Casa de Expósitos" protectora de niños sin familia, fundada en 1779 por el virrey don Juan José de Vértiz, y reorganizada durante el gobierno de Rivadavia. Tenía subsidios gubernamentales y administrados por la "Sociedad de Beneficencia". El objeto de la visita era una ayuda monetaria para el sostén de dicha institución solidaria.
Noble gesto, más destacable aún si se tiene en cuenta que no autorizaron a ningún medio informativo de la época, efectuar comentarios alusivos.
1910: LLEGADA DEL COMETA “HALLEY” - ILUSTRES HUESPEDES Y MODESTOS INMIGRANTES LLEGARON AL PAIS
1910: LLEGADA DEL COMETA “HALLEY”
Ante el asombro general apareció de pronto el planeta y fue visto claramente. Se lo veía como una fulgurante estrella con una tenue cola, que aparecía en el cielo porteño aproximadamente a las cuatro de la mañana. Este cometa que nos visitaba por primera vez era conocido varios siglos antes de Cristo por reyes, esclavos, guerreros y escritores. Estudiado por el astrónomo y científico inglés Edmond Halley (por lo cual llevó su nombre), pareciendo visible cada 75 años en los cielos del universo.
Su llegada provocó hechos triviales, humorísticos y también trágicos. En las grandes capitales del mundo, los diarios de la época informaban de suicidios, sincopes cardíacos, ataques de locura, porque aparentemente cada día su imagen era más nítida y hasta parecía que se acercaba lentamente hacia la Tierra, y pronosticaban que el choque con nuestro planeta se produciría irremediablemente, pues no existía salvación. En una fecha prevista la colisión se esperaba en las primeras horas de la madrugada. Muy pocos habitantes mundiales lograron dormir. En las iglesias mucha gente rezaba, también las casas de familia se entregaban a la oración. En todas partes se advertía gran preocupación y tristeza, muchos lloraban desesperadamente.
En Europa, como sucedía en distintos lugares del planeta, existía una evidente desazón, pero también prefería el clima festivo y despreocupado la gente que no creía en fatídicos presagios. En Roma y otras ciudades italianas los locales de negocio y los restaurantes permanecieron abiertos al público toda la noche, ofreciendo la algarabía de las grandes fiestas. En la ciudad de París llovió torrencialmente, por lo tanto fracasó el intento de ascender a la Torre Eiffel para ver el cometa en todo su esplendor. Madrid, la capital española, lucia magnífica iluminada totalmente, mientras una verdadera multitud recorría las calles aparentemente sin ninguna preocupación. En nuestra ciudad de Buenos Aires la situación se presentó de distinta manera. La inminencia de una catástrofe cósmica creo una especie de psicosis colectiva. La posibilidad de un desastre total trajo inevitables episodios de demencia, depresiones y suicidios Sin embargo hubo también quienes se burlaron sarcásticamente del indeseable visitante sideral, y dirigiéndose a el le enviaba agrios insultos haciéndole el clásico “corte de manga”, mientras que algún talentoso poeta le componía cierta cuarteta mezclada de bronca y desprecio que repetía diciendo: “ Y ya se nota a tu paso / que sos un cometa a cuerda / por eso no hago caso / te podés ir a la m...”.
En Villa del Parque las actitudes de la población no diferían de las demás. Muchos curiosos pobladores del barrio de casas bajas, subían a los techos de sus viviendas para observar de mejor forma al planeta. El tradicional castillo parquense deshabitado por entonces, fue ofrecido por su dueño don Rafael Giordano, a quienes desearan ver desde su elevada torre el espectacular acontecimiento. En la ocasión se suscitaron escenas tensas, dramáticas y emotivas. Ala curiosidad y el temor se juntaban en esos momentos, en el alma y corazón de la gente ante la presencia de esa enigmática figura de cola brillante y alargada, causante del pánico y desconsuelo en todas partes del mundo. Sin embargo, el tiempo transcurría sin que ocurriese nada anormal.
Por esos días, algunos diario capitalinos aseguraban a la población, informaciones del astrónomo y escritor Camilo Flamarion que no tenía dudas sobre la llegad del “Fin del Mundo”. Sobre este tema se escribieron fascículos (un total de diez) y se vendían por las calles de la ciudad a 10 centavos cada uno. En los mismos se insistía en una fecha exacta: 18 de mayo de 1910. De esa manera se creaba evidentenmente una preocupante y triste expectativa sobre “La gran catástrofe universal”.
Llego finalmente ese día fatídico, y como sucedió anteriormente, en las distintas zonas del mundo las reacciones de la gente no fueron iguales. Nuevamente hubo expresiones diversas: alarmantes, de gran tristeza y preocupación, alegres, irónicas, de manifiesta indignación, etc. Cada cual exteriorizaba sus sentimientos a su manera. Felizmente nada paso, pero en aquel tiempo ingeniosos publicistas aprovecharon la aparición del cometa para la confección de avisos. Uno decía: “Han desaparecido las fantásticas nubes de terror que rodeaban al cometa Halley. El astro peregrino se despide de nosotros con su brillante sequito, revelándonos los nombres de los exquisitos bizcochos que elaboraba la premiada Casa de A. Carpinacci. Casa Central Callao 2036”.
Otro afirmaba: “Lo que dice el cometa Halley vino Cordero genuino, vigoriza y fortalece. Especial para banquetes, tertulia, postres y bautizos”. Una vez mas se confirmaba ante hechos como éste, un dicho popular que nos recuerda que “Gustos y opiniones hay miles de millones”.
Una vez más, Lucía Giordano juntamente con sus padres, había concurrido a la denominada "Casa de Expósitos" protectora de niños sin familia, fundada en 1779 por el virrey don Juan José de Vértiz, y reorganizada durante el gobierno de Rivadavia. Tenía subsidios gubernamentales y administrados por la "Sociedad de Beneficencia". El objeto de la visita era una ayuda monetaria para el sostén de dicha institución solidaria.
Noble gesto, más destacable aún si se tiene en cuenta que no autorizaron a ningún medio informativo de la época, efectuar comentarios alusivos.
1910: LLEGADA DEL COMETA “HALLEY” - ILUSTRES HUESPEDES Y MODESTOS INMIGRANTES LLEGARON AL PAIS
1910: LLEGADA DEL COMETA “HALLEY”
Ante el asombro general apareció de pronto el planeta y fue visto claramente. Se lo veía como una fulgurante estrella con una tenue cola, que aparecía en el cielo porteño aproximadamente a las cuatro de la mañana. Este cometa que nos visitaba por primera vez era conocido varios siglos antes de Cristo por reyes, esclavos, guerreros y escritores. Estudiado por el astrónomo y científico inglés Edmond Halley (por lo cual llevó su nombre), pareciendo visible cada 75 años en los cielos del universo.
Su llegada provocó hechos triviales, humorísticos y también trágicos. En las grandes capitales del mundo, los diarios de la época informaban de suicidios, sincopes cardíacos, ataques de locura, porque aparentemente cada día su imagen era más nítida y hasta parecía que se acercaba lentamente hacia la Tierra, y pronosticaban que el choque con nuestro planeta se produciría irremediablemente, pues no existía salvación. En una fecha prevista la colisión se esperaba en las primeras horas de la madrugada. Muy pocos habitantes mundiales lograron dormir. En las iglesias mucha gente rezaba, también las casas de familia se entregaban a la oración. En todas partes se advertía gran preocupación y tristeza, muchos lloraban desesperadamente.
En Europa, como sucedía en distintos lugares del planeta, existía una evidente desazón, pero también prefería el clima festivo y despreocupado la gente que no creía en fatídicos presagios. En Roma y otras ciudades italianas los locales de negocio y los restaurantes permanecieron abiertos al público toda la noche, ofreciendo la algarabía de las grandes fiestas. En la ciudad de París llovió torrencialmente, por lo tanto fracasó el intento de ascender a la Torre Eiffel para ver el cometa en todo su esplendor. Madrid, la capital española, lucia magnífica iluminada totalmente, mientras una verdadera multitud recorría las calles aparentemente sin ninguna preocupación. En nuestra ciudad de Buenos Aires la situación se presentó de distinta manera. La inminencia de una catástrofe cósmica creo una especie de psicosis colectiva. La posibilidad de un desastre total trajo inevitables episodios de demencia, depresiones y suicidios Sin embargo hubo también quienes se burlaron sarcásticamente del indeseable visitante sideral, y dirigiéndose a el le enviaba agrios insultos haciéndole el clásico “corte de manga”, mientras que algún talentoso poeta le componía cierta cuarteta mezclada de bronca y desprecio que repetía diciendo: “ Y ya se nota a tu paso / que sos un cometa a cuerda / por eso no hago caso / te podés ir a la m...”.
En Villa del Parque las actitudes de la población no diferían de las demás. Muchos curiosos pobladores del barrio de casas bajas, subían a los techos de sus viviendas para observar de mejor forma al planeta. El tradicional castillo parquense deshabitado por entonces, fue ofrecido por su dueño don Rafael Giordano, a quienes desearan ver desde su elevada torre el espectacular acontecimiento. En la ocasión se suscitaron escenas tensas, dramáticas y emotivas. Ala curiosidad y el temor se juntaban en esos momentos, en el alma y corazón de la gente ante la presencia de esa enigmática figura de cola brillante y alargada, causante del pánico y desconsuelo en todas partes del mundo. Sin embargo, el tiempo transcurría sin que ocurriese nada anormal.
Por esos días, algunos diario capitalinos aseguraban a la población, informaciones del astrónomo y escritor Camilo Flamarion que no tenía dudas sobre la llegad del “Fin del Mundo”. Sobre este tema se escribieron fascículos (un total de diez) y se vendían por las calles de la ciudad a 10 centavos cada uno. En los mismos se insistía en una fecha exacta: 18 de mayo de 1910. De esa manera se creaba evidentenmente una preocupante y triste expectativa sobre “La gran catástrofe universal”.
Llego finalmente ese día fatídico, y como sucedió anteriormente, en las distintas zonas del mundo las reacciones de la gente no fueron iguales. Nuevamente hubo expresiones diversas: alarmantes, de gran tristeza y preocupación, alegres, irónicas, de manifiesta indignación, etc. Cada cual exteriorizaba sus sentimientos a su manera. Felizmente nada paso, pero en aquel tiempo ingeniosos publicistas aprovecharon la aparición del cometa para la confección de avisos. Uno decía: “Han desaparecido las fantásticas nubes de terror que rodeaban al cometa Halley. El astro peregrino se despide de nosotros con su brillante sequito, revelándonos los nombres de los exquisitos bizcochos que elaboraba la premiada Casa de A. Carpinacci. Casa Central Callao 2036”.
Otro afirmaba: “Lo que dice el cometa Halley vino Cordero genuino, vigoriza y fortalece. Especial para banquetes, tertulia, postres y bautizos”. Una vez mas se confirmaba ante hechos como éste, un dicho popular que nos recuerda que “Gustos y opiniones hay miles de millones”.
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lunes, 11 de octubre de 2010
- LA TRAYECTORIA DE UN FRACASO –
En la efímera existencia de un ser humano, es posible advertir un sinnúmero de momentos gratos, donde la felicidad posee un lugar permanente e indestructible, y quiénes logran conseguirla disfrutan de su benevolencia, con éxitos y alegráis constantes, lejos de las penas y el dolor. Se los denominan PRIVILEGIADOS, porque transitan por la vida derrochando esta fortuna tan esquiva y difícil de obtener.
Pero también están “los otros”, los que sufren los embates del infortunio, que a pesar de luchar incansablemente, en busca de la buena ventura, plenos de valor y entusiasmo, pujanza y fe, caen en el precipicio de la intrascendencia y el fracaso.
- UNA ANTIGUA HISTORIA-
Transcurría el mes de enero de 1931, un pibe que iba a cumplir doce años de ddad comenzaba sus estudios de guitarra. Tiempo después, acompañaba con hábiles rasguidos a todo aquel que se animara a emitir correctamente su voz en una canción. Posteriormente, el acompañamiento lo realizaba para sí mismo.
En cierta ocasión le propuso a su padre practicar canto. Su progenitor amigo de José Razzano (el inolvidable compañero de dúo de Gardel), que enseñaba en esa época a pibes que gustaban del canto criollo. Lo anotó en el curso que comenzaba, en el mes de marzo del año siguiente, previamente, hubo, como correspondía una prueba de ingreso que el chico aprobó sin inconvenientes, porque su voz era de una sonoridad aceptable y no desafinaba, aptitudes que todos debían poseer.
Comenzadas las clases, quizás por costumbre del profesor, cada alumno era distinguido a través de su ápodo: “Pancho”, “el rubio”, “Coco”, “Corsinín”, etc. El muchachito a quién nos referimos en este escrito, era conocido por el mote de “Gardelito”, como lo inscribe en la página dos, la revista “EL CANTA CLARO”, del 23 de septiembre de 1932 (Año VIII. N° 415). En el citado año, supervisado por su maestro Razzano ya actuaba por la emisora LS10 Radio América, junto a otros compañeros de aprendizaje. Todos finalizaron su actuación a fines de 1932. “Gardelito” continuó con sus presentaciones en clubes de su barrio, cines y fiestas familiares.
En octubre de 1937, se dirigió hacia los estudios de LS6 Radio Bernotti (luego “del Pueblo”), ubicada en Córdoba, entre Paraná y Uruguay. Allí se entrevistó con don Antonio Caggiano, que intervenía en payadas criollas de contrapunto, frente a los micrófonos de esa radiodifusora. También actuaban en esos años, la “Orquesta Típica de Antonio Sureda” con su cantor Santiago Devín, el folclorista Salvador Frías y la cancionista Zulema Ucelli, entre otros. El locutor, Mario Baroffio (luego actor de reparto en el cine nacional).
Corría el último mes de 1937 y el muchacho logró ensayar, a pedido del Sr. Caggiano, varios temas con los guitarristas de la emisora; Canataro y Pedretti, y después de aprobarse sus interpretaciones cantables, se le facilitó su intervención en determinados programas de esa radio, en variados horarios.
Llegó el año 1938, trascendió que la empresa cinematográfica “Argentina Sono Film” tenía un ambicioso proyecto; evocar en una película al “Zorzal criollo”, don Carlos Gardel: desde sus inicios como cantor, hasta su gloriosa etapa final de sus actuaciones en exitosos filmes, que recorrieron el mundo entero.
En esa época, en la Avenida Callao al 800, tenía instalado un importante instituto de belleza, un famoso maquillador de los artistas que intervenían en películas nacionales. Su nombre: Bruno Boval, que enterado de la existencia de un joven cantor, que podría ser candidato al rol protagónico de la obra proyectada, fue en su busca. Al hallarlo, sorprendido, admitió la veracidad en los dichos de sus informantes. Tanto su voz como su apariencia física, eran adecuadas para los propósitos anunciados, y le propuso ser un aspirante más, en la idea de personificar al “Morocho del Abasto”. Sin dudas, un emprendimiento muy difícil.
A pesar de la negativa del novel cantante, Bruno Boval insistió en sus deseos de convencerlo para que permitiera tomarle fotografías, con prendas gauchescas y con ropa a la usanza del arrabal porteño, con la infaltable guitarra criolla.
En ese tiempo, había dos primerísimas figuras para protagonizar la proyectada película: Hugo del Carril, un estupendo astro de la canción, con una bien ganada fama, por su estampa y su voz varonil, demostrada en las películas que lo consagraron como intérprete y actor: “La Vuelta de Rocha” y “Tres anclados en París”, además una serie de grabaciones discográficas, y celebradas actuaciones de radio. Con tales antecedentes artísticos de hecho era imbatible en la propuesta y candidato absoluto.
En segundo término, aparecía un cantor; Oscar Alonso, que avanzaba hacia el pedestal de los ídolos populares. Quizás algo excedido de peso. Su figura, tal vez, no jugaba a su favor, pero la voz recia y atrayente que poseía, más la manera de frasear una canción, le daban chance para ser el elegido. En 1938 fue protagonista junto a Tito Lusiardo de la película “Pampa y Cielo”.
En tercer lugar, muy lejos de ellos (según sus propias palabras), aparecía el casi desconocido muchachito que cantaba tangos en Radio del Pueblo, pero en opinión de una importante cantidad de oyentes de sus programas, amigos y vecinos de su barrio, la situación era pareja con relación a los ídolos ya nombrados. Así estaban planteadas las cosas, así lo consideraba mucha gente, pero eso no alcanzó…
Finalmente la película “La vida de Carlos Gardel” se filmó con Hugo del Carril como protagonista. Sin dudas, era el mejor, el que más merecía ese lugar, que era indiscutiblemente suyo Lo acompañaron en el filme: Delia Garcés, Miguel Gómez, Bao, Santiago Gómez,Cou, Juana Sujo, Armando de Vicente, Elsa O’Connor y Alberto Terrones, con la dirección de Alberto de Zavalía y música de Mario Maurano (1939).
Mientras tanto, el cantor novicio, que sólo obtuvo un fracaso, hoy, con muchos años encima, siente una profunda pena por no haber alcanzado el éxito, que otros, con magníficas intenciones, le hicieron creer que el triunfo en el arte estaba a su alcance. Sólo le queda el consuelo de algunas fotografías, nada más. Ese muchacho que alguna vez soñó ilusionado con la fama y la gloria, fue un decepcionado personaje. Hoy firma este relato, y es vecino de Villa del Parque…
jueves, 7 de octubre de 2010
¿dónde está don Isabelino?
Escuela "Caras y Caretas" (actual "Provincia de Misiones"). 1928.
respuesta: fila inferior, segundo desde la izquierda.
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martes, 28 de septiembre de 2010
-VILLA DE PARQUE EN EL RECUERDO – VICENTE DESTÉFANO. DOCENTE Y JUGADOR DE FÚTBOL – (1930-31 y 32)
Antes del comienzo lectivo del colegio SAN JOSÉ de Villa del Parque, su director, el Rvdo. Padre Vicente Rigoni, inició la tarea de completar el plantel de maestros del ciclo primario. Faltaba un solo lugar a cubrir; quién tendría que estar al frente del 4° grado. Fue entonces que alguien acercó un nombre; Vicente Destéfano, docente y jugador de fútbol en el puesto de arquero del Club San Lorenzo de Almagro, titular de la segunda división (hoy reserva). En aquella época, no eran muchos los que ignoraban que la institución azulgrana estaba en las preferencias del nombrado religioso…
Luego de comprobarse sus buenas aptitudes para ocupar el cargo, fue designado como titular, y al frente del alumnado del citado curso, sin abandonar sus actividades futbolísticas en el club del cual también era hincha.
Recto y justo en su accionar, pero amable, cordial, sin afectación, condujo correctamente sus clases con aceptación total de sus discípulos. De esa manera aquellos pibes, rendían al máximo, y sin ninguna dificultad asimilaban los temas que el nombrado maestro daba a conocer en cada hora de trabajo.
Por todo lo expresado, era un auténtico ídolo, agregándose su condición de deportista, logrando la adhesión de todos los alumnos del colegio, que muchas veces concurrían los días sábados por la tarde a distintas canchas de nuestra Capital a presenciar y aplaudir los desempeños exitosos de Vicente Destéfano, custodiando el arco de su querido “Ciclón de Boedo”, del cual hablaba diariamente durante los “recreos”, y cuando éstos no se realizaban por lluvia, continuaba su mención dentro del aula frente a sus discípulas.
Así, de esa forma, consiguió que una importante cantidad de alumnos, cambiara sus afectos hacia otros clubes, por los de San Lorenzo de Almagro…
En los tiempos que el fútbol argentino se hizo profesional en 1931. Destéfano continuaba actuando en los equipos de la entidad de Avenida La Plata. En 1932, el domingo 9 de octubre, en la fecha 29 actuó frente a Quilmes (visitante). Gran cantidad de pibes de nuestro colegio concurrieron a presenciar el partido, aplaudiendo con entusiasmo al verlo aparecer en la cancha junto a sus compañeros. Expectantes seguían con atención todas las intervenciones del maestro, cuando era necesaria su presencia. Tuvo esa tarde un desempeño aceptable, y al final, el encuentro parecía terminar con un empate 2 a 2 . Quilmes convirtió el tercer gol conquistando un inesperado triunfo, a través del delantero Luis Fernández que años más tarde pasó a San Lorenzo.
Al día siguiente, los chicos que habían presenciado ese partido, comentaban bulliciosamente las jugadas más sobresalientes del mismo mientras el maestro, preparaba su próxima clase a la cercana celebración del Día de la Raza, el 12 de octubre, evocando el descubrimiento de América.
Aquellas tardes del Colegio SAN JOSÉ, un momento inolvidable y añorado de nuestra niñez en Villa del Parque, que siempre llevamos en el corazón por haber sido una etapa positiva, feliz, irrepetible…
Esta nota pretende ser, un modesto pero emotivo y sincero homenaje de quien fue uno de su alumnos, y que aún sigue siendo un auténtico sanlorencista, tal cual el maestro Vicente Destéfano lo deseaba, en aquellos tiempos lejanos de la escuela primaria…
Luego de comprobarse sus buenas aptitudes para ocupar el cargo, fue designado como titular, y al frente del alumnado del citado curso, sin abandonar sus actividades futbolísticas en el club del cual también era hincha.
Recto y justo en su accionar, pero amable, cordial, sin afectación, condujo correctamente sus clases con aceptación total de sus discípulos. De esa manera aquellos pibes, rendían al máximo, y sin ninguna dificultad asimilaban los temas que el nombrado maestro daba a conocer en cada hora de trabajo.
Por todo lo expresado, era un auténtico ídolo, agregándose su condición de deportista, logrando la adhesión de todos los alumnos del colegio, que muchas veces concurrían los días sábados por la tarde a distintas canchas de nuestra Capital a presenciar y aplaudir los desempeños exitosos de Vicente Destéfano, custodiando el arco de su querido “Ciclón de Boedo”, del cual hablaba diariamente durante los “recreos”, y cuando éstos no se realizaban por lluvia, continuaba su mención dentro del aula frente a sus discípulas.
Así, de esa forma, consiguió que una importante cantidad de alumnos, cambiara sus afectos hacia otros clubes, por los de San Lorenzo de Almagro…
En los tiempos que el fútbol argentino se hizo profesional en 1931. Destéfano continuaba actuando en los equipos de la entidad de Avenida La Plata. En 1932, el domingo 9 de octubre, en la fecha 29 actuó frente a Quilmes (visitante). Gran cantidad de pibes de nuestro colegio concurrieron a presenciar el partido, aplaudiendo con entusiasmo al verlo aparecer en la cancha junto a sus compañeros. Expectantes seguían con atención todas las intervenciones del maestro, cuando era necesaria su presencia. Tuvo esa tarde un desempeño aceptable, y al final, el encuentro parecía terminar con un empate 2 a 2 . Quilmes convirtió el tercer gol conquistando un inesperado triunfo, a través del delantero Luis Fernández que años más tarde pasó a San Lorenzo.
Al día siguiente, los chicos que habían presenciado ese partido, comentaban bulliciosamente las jugadas más sobresalientes del mismo mientras el maestro, preparaba su próxima clase a la cercana celebración del Día de la Raza, el 12 de octubre, evocando el descubrimiento de América.
Aquellas tardes del Colegio SAN JOSÉ, un momento inolvidable y añorado de nuestra niñez en Villa del Parque, que siempre llevamos en el corazón por haber sido una etapa positiva, feliz, irrepetible…
Esta nota pretende ser, un modesto pero emotivo y sincero homenaje de quien fue uno de su alumnos, y que aún sigue siendo un auténtico sanlorencista, tal cual el maestro Vicente Destéfano lo deseaba, en aquellos tiempos lejanos de la escuela primaria…
viernes, 24 de septiembre de 2010
- PERSONAJES DESTACADOS DE VILLA SANTA RITA - CUANDO EL AUTOMOVILISMO ES PASIÓN…
Cuando el automovilismo es pasión, quien la posee, se alejará en cierto modo, de otros deportes tradicionales como el fútbol, básquet, tenis, rugby, etc. Y aunque sean practicado con frecuencia, el fervor y el entusiasmo por las carreras de autos, y además poder ser partícipes de las mismas, ocupará un lugar preponderante en sus preferencias deportivas. Tal el caso de Joaquín Ignacio Menéndez. Es un “tuerca” de raza, pues quizás haya nacido ostentando esa condición tan particular. Desde la infancia sus familiares advirtieron su admiración por el deporte de los “fierros”. Todos los dibujos suyos eran imágenes de automóviles, que integraban también el plantel de sus juguetes preferidos, porque, sin duda alguna, consistían su mayor atractivo.
Lo entrevistamos recientemente en su domicilio de la calle Concordia en el barrio de Santa Rita. Lo encontramos rodeado de su familia; su madre Celina, su padre Jorge, su hermana María Agustina, y también los amigos María de los Ángeles Lima Barreto y Ezequiel Díaz.
Joaquín Ignacio, nuestro entrevistado, comenzó por expresar su simpatía por los autos Renault, de cuya marca adquirió un coche, al cual le dedica muchas horas de su tiempo, porque con él practica una actividad que lo apasiona: las “picadas”, que realiza con varios de sus amigos en lugares adecuados, como fue en su momento el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y luego un “Picódromo” en la localidad de Esteban Echeverría. Allí, él y sus ocasionales adversarios, pueden demostrar sus auténticas condiciones y habilidades de conductor de autos a velocidades importantes y arriesgadas, donde la serenidad es uno de los factores a tener en cuenta, más alla de la calidad manejo indispensable en esta disciplina que tiene en la actualidad innumerables aficionados en nuestro país.
Al despedirnos, le deseamos a Joaquín Ignacio Menéndez, que sus apetencias por el riesgo y la velocidad, obtengan a corto plazo, el premio a sus anhelos, concretando logros importantes dignos de mención, y el más emotivo aplauso de quienes son sus adeptos e incondicionales admiradores.
Lo entrevistamos recientemente en su domicilio de la calle Concordia en el barrio de Santa Rita. Lo encontramos rodeado de su familia; su madre Celina, su padre Jorge, su hermana María Agustina, y también los amigos María de los Ángeles Lima Barreto y Ezequiel Díaz.
Joaquín Ignacio, nuestro entrevistado, comenzó por expresar su simpatía por los autos Renault, de cuya marca adquirió un coche, al cual le dedica muchas horas de su tiempo, porque con él practica una actividad que lo apasiona: las “picadas”, que realiza con varios de sus amigos en lugares adecuados, como fue en su momento el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y luego un “Picódromo” en la localidad de Esteban Echeverría. Allí, él y sus ocasionales adversarios, pueden demostrar sus auténticas condiciones y habilidades de conductor de autos a velocidades importantes y arriesgadas, donde la serenidad es uno de los factores a tener en cuenta, más alla de la calidad manejo indispensable en esta disciplina que tiene en la actualidad innumerables aficionados en nuestro país.
Al despedirnos, le deseamos a Joaquín Ignacio Menéndez, que sus apetencias por el riesgo y la velocidad, obtengan a corto plazo, el premio a sus anhelos, concretando logros importantes dignos de mención, y el más emotivo aplauso de quienes son sus adeptos e incondicionales admiradores.
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